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Por Leonardo Coscia
El gen RSUME y la lucha contra el cáncer
2 de noviembre de 2007
Un grupo de científicos argentinos del Conicet precisó la existencia de un gen que actúa en un proceso por el cual las células les ponen "etiquetas" a las distintas proteínas. Al hacerlo, les cambia la función y el destino a las proteínas.

Dado que los tumores dependen de los procesos de angiogénesis (creación de nuevos vasos sanguíneos) para abastecerse de oxígeno, ese gen podría ser una pieza clave de una nueva estrategia contra el desarrollo de tumores. Es decir, se abre la posibilidad de estudiar que, si se pudiera inhibir su acción, se podría controlar el crecimiento de los tumores.

El objetivo general de una línea de investigación de nuestro grupo consiste en la identificación y caracterización de genes y funciones celulares que se manifiesten de manera diferencial en células tumorales al compararlas con células normales.

Para ello emplearon una técnica que permite ver genes que se expresan de forma diferente en distintos tejidos, y compararon tejidos normales con otros tomados de tumores de hipófisis. Esto les permitió identificar a este gen por su mayor expresión en células tumorales.

El doctor Eduardo Arzt, del Ifibyne/Conicet, y su equipo publicaron en la prestigiosa revista CELL, el trabajo que describe el descubrimiento y clonado de un gen desconocido hasta el momento y la función de la proteína codificada por este gen llamado por los autores RSUME, que es un componente clave, de un proceso fundamental que ocurre en las células, y que se llama sumoilación. Este proceso ejerce diversas funciones como ser rescatar a las proteínas de la degradación, estabilizarlas, o sea aumentar su cantidad, y afinarles su función dentro de la célula.

Lo que inicialmente implicó que lo clonaran en ratones y ratas, hizo que luego recurrieran al banco de datos genéticos del genoma humano. "Al encontrar una secuencia conservada, decidimos trabajar con la secuencia humana, de modo que empezamos a trabajar sobre un gen absolutamente desconocido sin tener idea de cuál podría ser su función" explica el doctor Arzt. Y los primeros indicios de su función los obtuvieron a partir de un análisis por computación de la estructura de la proteína codificada por el gen.

RSUME se induce en las células por hipoxia (falta de oxigeno), un hecho que ocurre en varias situaciones patológicas como por ejemplo isquemia (en corazón o cerebro, dos tejidos donde se encuentra RSUME), injuria de tejidos (como por ejemplo de cerebro por accidente, un caso frecuente denominado en la clínica TBI, Traumatic Brain Injury), hipoxia prenatal, y cáncer. Las células cancerigenas, donde se encontró que también tiene aumentado RSUME, sufren
necrosis e hipoxia en el seno de la masa tumoral, y sobreviven y crecen generando angiogenesis (vasos que lo irriguen) por la expresión de diversos factores.

RSUME controla la estabilidad y aumento de cantidad de algunos de estos factores claves, como por ejemplo HIF -Hipoxia inducible factor- (factor inducido por hipoxia) y VEGF -Vascular endotelial growth factor- (factor de crecimiento del endotelio vascular). De hecho disminuir la angiogenesis (por ejemplo intentando disminuir VEGF) es una estrategia utilizada hoy en día en la
búsqueda de nuevas y mejores terapias anti-cancerígenas. El gen RSUME también estabiliza otra proteína, llamada NFKB (factor de trascripción de la inflamación), que reduce la respuesta inflamatoria. Al bajar la respuesta inflamatoria, también favorece indirectamente la proliferación de tumores.

"El descubrimiento de un factor clave en el control de estos procesos, como RSUME, abre nuevas perspectivas para el tratamiento y control de la respuesta a hipoxia, angiogenesis, etcétera", concluye Arzt.

Los tumores sufren hipoxia en el seno de la masa tumoral, y sobreviven y crecen generando nuevos vasos que las irriguen. Precisamente, los niveles de RSUME están muy aumentados en esas células; es un gen meastro que gatilla la respuesta para la formación de vasos sanguíneos.

El trabajo se hizo en la Argentina. Eduardo Arzt es el director de la línea de investigación. Este trabajo tiene dos primeros autores que son o fueron estudiantes de doctorado: Alberto Carbia-Nagashima y Juan Gerez. Participaron Carolina Pérez Castro, Marcelo Páez Pereda que fueron estudiantes del grupo y ahora son investigadores, y la investigadora Susana Silberstein. Dos científicos del Instituto Max-Planck (G K Stalla y F Holsboer) con el cual colaboramos desde hace unos 15 años y actualmente forman parte de este equipo de trabajo.