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Por Leonardo Coscia
Avances en la relación entre epilepsia y sueño
23 de noviembre de 2007
La epilepsia es una enfermedad cerebral caracterizada por crisis de accesos repetidos de convulsiones que van desde la pérdida de la atención hasta convulsiones intensas y frecuentes.

Según datos de la OMS a los que accedió Asteriscos.tv, este padecimiento afecta a 45 millones de personas en el mundo y 300 mil tienen su primera crisis cada año. En Argentina, son 1 de cada 200 quienes tienen algún grado de epilepsia, de los cuales es tratable el 80 por ciento de los casos. En Inglaterra son 456.000 quienes la padecen (1 de cada 131) y 1 de cada 20 personas tendrán algún ataque en su vida.

Por su parte, Estados Unidos indica una población afectada de más de 3 millones de individuos de todas las edades, 200.000 nuevos casos cada año y un 10 por ciento tendrá algún ataque durante su vida.

Sin embargo, muchas de estas crisis presentan dificultades para ser reconocidas y tratadas. Algunas crisis sólo ocurren en vigilia; otras sólo en sueño y, una tercera categoría, suceden tanto en sueño como en vigilia en forma conjunta.

Un amplio campo de investigación está aún abierto para conocer más sobre la interrelación entre sueño y epilepsia. Interrogantes acerca del sueño de los bebés, epilepsia infantil, la importancia de los estudios neurológicos y hasta una posible respuesta a si el sueño es un activador de crisis epilépticas serán algunos de los temas clave de las próximas jornadas de Epilepsia y Sueño, organizadas por el Sanatorio de los Arcos, que se desarrollarán el jueves 29 y el viernes 30 de noviembre en el Hotel Sheraton de Retiro, con importantes disertantes, tanto del ámbito local como del extranjero.

Muchas veces sucede que, durante el sueño, el ser humano tiene movimientos denominados parasomnias. Estos trastornos alteran la conducta durante el sueño con episodios breves o parciales de despertar, por eso, muchas veces pueden confundirse con crisis convulsivas.

El sueño presenta dos etapas diferentes: el NREM (llamado así por no presentar movimientos rápidos de ojos) y REM (movimiento rápido de ojos). Cada persona normalmente tiene ciclos de sueño donde se alterna períodos REM con NREM. El período NREM se caracteriza por pequeños movimientos del cuerpo con respiración regular y ocupa el 75 por ciento del tiempo de sueño de una persona. Es este lapso pueden ocurrir las convulsiones generalizadas.

En cambio en el estado REM se encuentran presentes los movimientos de ojos y la respiración es irregular. Esto se conoce como sueño activo y es donde ocurren los “Sueños” y pueden durar desde algunos minutos a media hora. Es aquí donde ocurren las convulsiones parciales. Algunos “Despertares”, “Terrores Nocturnos”, “Síndrome de Piernas Inquietas” y “Apneas” pueden confundirse con convulsiones.

El diagnóstico diferencial es muchas veces dificultoso, por lo que es imprescindible realizar un estudio llamado Video-polisomnografía, para encontrar o descartar actividad epiléptica que cause el síntoma. Muchas veces un video casero ayuda al médico tratante a orientarse, así como también es importante encontrar la mayor cantidad de datos sobre el episodio: cómo sucede, en el tiempo en que ocurre, cuánto dura. etc. Esto ayuda a elegir la medicación adecuada a cada caso.

La epilepsia es hoy una condición que puede tratarse satisfactoriamente en un 70 por ciento de las personas recientemente diagnosticadas. Después de un período de 2 a 5 años sin ataques, la medicación puede retirarse progresivamente de 60 a 70 por ciento de los casos.

Primeros auxilios

Ante un ataque de epilepsia y/o convulsión, ya sea durante el sueño o estando despierto, las medidas son básicamente las mismas:

- Proteger a la persona de lastimarse a sí misma con objetos cortantes o duros.
- Colocar a la persona en una posición de recuperación cuando el ataque esté por finalizar, así se ayuda a su respiración.
- Comportarse de manera tranquilizadora y serena.
- Acompañar a la persona hasta que haya recuperado un estado pleno de conciencia o sueño normal.

Asimismo, hay algunas cosas que no se deben hacer:

- Tratar de no sujetar a la persona durante el ataque
- No colocar ningún objeto en la boca ni forzar nada entre sus dientes
- No mover a la persona, excepto que esté en peligro
- No ofrecerle nada de beber hasta que haya recuperado el estado pleno de conciencia

Y, finalmente, hay algunas circunstancias en las que se debe llamar a la ambulancia directamente:

- Si es la primera vez que la persona sufre el ataque
- Si la persona sufrió heridas durante la convulsión
- Si el ataque parece no tener fin y continúa después de los 5 minutos o dura 2 minutos más de lo habitual en esa persona.
- Si un segundo ataque ocurre sin que la persona haya recuperado aún la conciencia total luego de un ataque anterior.