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La mujer debe cuidar su corazón, tras la menopausia
15 de marzo de 2007
En las mujeres los riesgos de padecer ciertas enfermedades se relacionan con la etapa de su evolución vital. Hay padecimientos impensables en edades tempranas. Uno de ellos es la enfermedad cardiovascular cuya prevalencia aumenta con la edad, particularmente suele presentarse después de la menopausia.

Esta etapa de la vida femenina es el punto de inflexión en el cual los estrógenos, que hasta ese momento funcionaban como protectores naturales del corazón, comienzan a disminuir en cantidad y tienen como principal consecuencia una mayor predisposición a producirse enfermedades arteriales.

En tal sentido, el corazón de la mujer no está exento a sufrir de la enfermedad cardiaca. Es muy común relacionar esta patología con el hombre y creer que el padecimiento de enfermedades coronarias sólo les afecta a ellos. Si bien los hombres la padecen más precozmente, las mujeres la sufren 10 años después, más allá de sus 55 años. Las mujeres suelen preocuparse por las mamas y los ovarios, pero es necesario dedicarle más atención al corazón, dado que de acuerdo con la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en mujeres, es responsable de más fallecimientos cada año que todas las otras causas combinadas.

De manera que es recomendable realizar una serie de controles y cuidados higiénicos dietéticos a partir de los 40 años y reforzarlos a medida que se avanza en la edad. Lo más importante es minimizar los factores de riesgo para evitar su aparición o para disminuir la enfermedad cardiaca en las mujeres. Algunos de estos factores son:

- La vida sedentaria o la inactividad física
- El colesterol elevado
- El sobrepeso y la obesidad
- La presión arterial alta (>130 / 85 mmHg)
- El tabaquismo
- Diabetes

Al respecto, la Clínica y Maternidad Suizo Argentina, recomienda realizar una dieta saludable. Lo más aconsejable es mantener un peso adecuado con la edad, lo más aproximado posible con el peso teórico. No se deben ingerir alimentos y bebidas altos en calorías, teniendo en cuenta que los sedentarios no deberían superar las 1.000 y 1.200 calorías diarias. Es prudente realizar comidas frecuentes en el día dado que el esfuerzo digestivo por sí mismo gasta calorías en forma independiente. Las dietas bajas en sal y en alcohol son muy recomendables.

Los alimentos ricos en nutrientes tienen vitaminas, minerales, fibra y menos calorías. El consumo de vegetales, frutas, productos de grano integral y productos lácteos sin grasa o bajos en grasa ofrecen un alto aporte de vitaminas, minerales y fibra. Además, al consumir una variedad de frutas y vegetales ayuda a un mejor control del peso y, por ende, de la presión arterial.

Los alimentos de grano integral contienen fibra que ayudan a reducir el colesterol en sangre y producir sensación de saciedad. Ingerir pescado de aguas profundas ricos en grasas omega 3 colaboran con dietas saludables, especialmente de elección son los salmónidos (por ejemplo, salmón o trucha).