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Por Leonardo Coscia
El auge del turismo médico y reproductivo
29 de octubre de 2009
Con el incremento en la demora de la búsqueda de un hijo, en los últimos años, en la mayor parte de los centros de fertilidad del mundo se han reportado cada vez más un aumento de las consultas internacionales de pacientes que dejan su país en busca de un tratamiento de menores costos o incluso menos restringidos por la ley. Por qué las parejas deciden viajar y cómo inciden las leyes de cada país en ese turismo reproductivo.

El turismo médico, en auge en los últimos años, puede ser definido como una combinación de medicina privada más accesible y turismo, para pacientes con alguna dolencia que necesitan cirugía o tratamientos especializados. Es un servicio relativamente novedoso y en constante aumento en el que se entremezclan relax y diversión con cuidado de la salud y bienestar.

Según se informó desde Halitus Instituto Médico, "la oferta es salir de la rutina y aprovechar el cambio de ambiente para mejorar la salud o recibir orientación sobre cómo mejorarla".

"El expertise de los médicos en algunos lugares del mundo y/o los precios atractivos de otros, captan numerosos pacientes del exterior que viajan en busca de beneficios costo- efectivos. Si además, esos sitios tienen interés turístico o clima ameno todo el año, la oferta es completa", se indicó desde el centro de salud, especializado en fertilidad.

Ahora bien, cerca de la mitad de las naciones del mundo con más de un 40% de la población mundial hoy tienen tasas de nacimiento menores y las tasas de fertilidad van en descenso en la mayor parte de los países desarrollados donde, sin embargo, los investigadores predicen un crecimiento sostenido de la población.

Mientras en países como China se vieron obligados a tomar medidas por la superpoblación, otros países de Europa enfrentan la situación contraria y, desde los gobiernos han salido al cruce. Pero los incentivos no alcanzan y las parejas, que comienzan cada vez más tarde con el proyecto de familia, ya sea por problemas económicos, de tiempo o simplemente por decisión en la planificación familiar, cada día buscan menos hijos, y a veces, hasta una vida sin ellos.

El descenso en la cantidad de nacimientos ya ha comenzado a reducir las poblaciones de distintos países y esto amenaza con convertirse en una tendencia mundial. Argentina, hasta ahora parecía estar fuera de esta propensión, pero, según reportes presentados en el XII Congreso Argentino de Salud, así como en Europa la nación más envejecida por el aumento de su población de mayores de 65 años será España, en América Latina el lugar, predicen, será ocupado por nuestro país.

Y mientras tanto, aún cuando la Dirección de Estadísticas y Censos del gobierno porteño registró por primera vez desde 1980 un récord de nacimientos en la ciudad-más de 45 mil bebés durante 2008- ese estudio también reflejó el aumento de madres cada vez más maduras. El promedio de edad de estas madres en los últimos 3 años fue de casi 30 años (29,4)- números similares se manejan entre las madres europeas- mientras que la medición anterior en 1980 mostraba la mayor cantidad de nacimientos en madres de entre 20 y 29 años.

En este contexto histórico-social y teniendo en cuenta que la edad es un elemento importante a la hora de buscar un embarazo, cada vez más parejas deben recurrir a tratamientos de reproducción asistida para lograr cumplir el sueño de ser padres.

Ahora bien, las leyes que se aplican en cuanto a reproducción asistida en los distintos países son diversas, algunas más restrictivas, algunas más permisivas. Así, las parejas buscan la mejor opción que acreciente sus posibilidades aún cuando esto signifique viajar para el tratamiento.

“La postergación de la maternidad hasta el límite de las posibilidades físicas de la mujer y el surgimiento de mayor número de parejas para quienes la realización personal es el objetivo principal y deciden vivir sin hijos, influyen en las mismas estadísticas que marcan un fuerte descenso de la población mundial. Pero además, el surgimiento de diferentes leyes más o menos restrictivas, especialmente en países europeos, lleva a los pacientes a buscar tratamientos en Estados Unidos o incluso en nuestro país. Y esto se ve reflejado en el aumento de nuestros pacientes internacionales, atraídos por los menores costos pero, sin dudas, por las menores restricciones”, sostuvo Sergio Pasqualini, Director de Halitus Instituto Médico.

El problema de la ley
Según Pasqualini, “en Argentina no existe aún una ley que regule la reproducción asistida y, cada vez más, estamos seguros de que es indispensable que la ley no sea prohibitiva y limitante sino regulatoria, sin restar posibilidades a los pacientes. Las técnicas vienen desarrollándose y perfeccionándose por años para aumentar las chances y las leyes prohibitivas no hacen más que reducirlas nuevamente. Las preocupaciones de un lado y del otro, aún hoy, son muchas y las posturas también y aún no se ha llegado a un acuerdo”.

Dentro de la Unión Europea existen diferencias importantes respecto de la reglamentación sobre el acceso a tratamientos de infertilidad. Hay países en donde casi no hay barreras para el acceso para mujeres solteras, lesbianas o de edad avanzada pero existen otro tipo de barreras.

En otros países, como Italia, la ley es sumamente restrictiva. En febrero de 2004, el Senado italiano aprobó la Ley 40/2004 de reproducción asistida. Su concepto es fácil de resumir: todo prohibido. No al uso de gametos de donante (óvulos o espermatozoides), no al útero portador, no a la criopreservación de embriones y se restringe el acceso a fertilización asistida sólo a parejas heterosexuales estables.

No hay posibilidad de investigación clínica sobre embriones. La criopreservación de embriones se admite en caso de que la salud de la mujer se vea comprometida al momento de la implantación quedando pendiente tan pronto como la situación sea revertida. El acceso a técnicas de reproducción asistida sólo para los casos derivados de problemas de esterilidad o infertilidad que no puedan ser resueltos de otra manera. Respecto del consentimiento informado, no posibilidad de revocarlo una vez llevada a cabo la fecundación del ovocito.

“Son estas diferencias de criterios las que permiten a muchas personas que no tienen la posibilidad de acceder a los tratamientos en su país de residencia busquen soluciones en el exterior, fuera de sus países de origen. Es esta movilización lo que da origen al concepto de “turismo reproductivo”. Básicamente nos referimos a buscar fuera del lugar de residencia los tratamientos que están limitados o incluso prohibidos en el propio país y que reducen de una forma u otra las posibilidades de cada ciclo. Pero, además, esto abre las puertas a la desigualdad: aquellas personas en condiciones de afrontar los gastos pueden viajar a otros países y esto acentúa las diferencias sociales y habilita sólo a aquellos que cuentan con los recursos económicos a aumentar las posibilidades de éxito viajando al exterior”, agregó Pasqualini.