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Por Leonardo Coscia
Parkinson: mejorar la calidad de vida
14 de abril de 2011
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad crónica que afecta gradualmente a los músculos y a la capacidad de movimiento de la persona. Quienes la padecen, además de desarrollar los clásicos síntomas de temblor, rigidez o trastornos de la marcha, sufren de síntomas no motores que afectan su calidad de vida.

Por tal motivo, la Sociedad Neurológica Argentina promueve la difusión de esta enfermedad, donde el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano son clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Según investigaciones recientes, los síntomas no motores especialmente la depresión, los trastornos del sueño REM, la disminución del olfato o la constipación pueden anteceder por años al diagnóstico del Parkinson.

Cuanto más precoz sea la consulta del paciente y la intervención por parte del médico especialista, menor será el impacto de la enfermedad sobre la calidad de vida y el aislamiento social al que puede conducir la enfermedad, por el manejo inadecuado de los síntomas.

El Grupo de Movimientos Anormales de la Sociedad Neurológica Argentina empleó el Registro Nacional sobre la Enfermedad de Parkinson, que representa el 53% de la población nacional, para realizar un estudio sobre cómo los síntomas no motores afectan al Parkinson en la Argentina.

Sobre un total de 415 pacientes portadores de Enfermedad de Parkinson, identificados entre los años 2009 y 2011, la mayoría de ellos habían comenzado con la enfermedad a edades habituales, es decir entre los 55 y 65 años (48%), un grupo menor antes de los 55 (34%), y otro menor aún, luego de los 70 años (18%).

La distribución según edad, demuestra que esta enfermedad crónica afecta habitualmente a personas en edades medias de la vida, en pleno desarrollo laboral y personal, donde cualquier impacto sobre la calidad de vida se percibe en forma mayor.

El estudio reveló, además, que la mayoría de los pacientes presentó en algún momento síntomas no motores (92%), independientemente de la duración de la enfermedad. En forma llamativa, los síntomas psiquiátricos como la depresión y la ansiedad, y los trastornos del sueño como el insomnio o los trastornos del sueño REM, ocurrieron muy frecuentemente.

Un dato destacable fue la asociación observada entre la depresión y la edad de comienzo de la enfermedad de Parkinson, siendo la depresión claramente más frecuente en personas jóvenes que en personas mayores de 70 años. (56.8% vs 28.3%, p