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La circuncisión masculina, una protección contra el sida
29 de marzo de 2007
Agencias de salud pública de las Naciones Unidas emitieron una recomendación para que los hombres se sometan a la circuncisión pues existe una "fuerte" evidencia de que puede reducir en un 60% las posibilidades de contraer el sida.

No obstante, expertos de la Organización Mundial de la Salud y de ONUSIDA advirtieron que la circuncisión es sólo una protección parcial contra el virus HIV y aclararon que debe ser acompañada de otras medidas de prevención.

"Debemos señalarlo con claridad", dijo Catherine Hankins, de ONUSIDA. "La circuncisión masculina no proporciona protección completa contra el virus VIH", alertó.

Hankins indicó que hombres y mujeres deben usar otras formas de protección, como preservativos masculinos y femeninos, abstinencia, la postergación del comienzo de la actividad sexual y la reducción de la promiscuidad.

Las recomendaciones se difundieron en una reunión realizada a comienzos de mes en Montreux, Suiza, donde expertos discutieron tres pruebas -llevadas a cabo en Kenia, Uganda y Sudáfrica- que ofrecieron "una fuerte evidencia" de la reducción en los riesgos derivada de la circuncisión de heterosexuales.

La razón de que la circuncisión ayuda es que reduce y endurece el prepucio, que es susceptible al virus del HIV y a úlceras que pueden abrir el camino a la infección, explicó la OMS.

"En base a la evidencia presentada'', dijo un comunicado conjunto, "los expertos recomendaron que la circuncisión masculina sea reconocida como una importante intervención adicional para reducir el riesgo de la transmisión del sida por vía heterosexual".

Las pruebas en África confirmaron lo que los expertos sospechaban desde hace mucho: hay tasas más bajas de sida en países del norte y del oeste de África donde la circuncisión se practica por razones religiosas o culturales.

Mucho depende de la situación en un país determinado. Se presume que se obtendrá escaso beneficio en países donde la epidemia de sida se concentra entre prostitutas, drogadictos u homosexuales, dijeron las agencias.
Los países con tasas elevadas de infección heterosexual por VIH y baja prevalencia de circuncisión masculina disponen ahora de una intervención adicional que puede reducir el riesgo de infección por VIH en varones heterosexuales. La expansión de la circuncisión masculina en esos países redundará en un beneficio personal inmediato, pero tendrán que pasar varios años hasta que se pueda observar su impacto en la epidemia.

Tres ensayos clínicos aleatorizados y controlados llevados a cabo en Kisumu (Kenya), Rakai (Uganda) y Orange Farm (Sudáfrica) han aportado pruebas convincentes de que la circuncisión masculina reduce en aproximadamente un 60% el riesgo de infección masculina adquirida por vía heterosexual. Estas pruebas respaldan los resultados de numerosos estudios observacionales que han señalado la causalidad, al menos parcial, de la asociación geográfica entre la menor prevalencia de infección por VIH y las altas tasas de circuncisión masculina que se ha observado desde hace tiempo en algunos países africanos, y más recientemente en otras zonas. Se calcula que en la actualidad hay 665 millones de hombres circuncidados (un 30% de la población masculina mundial).

“La posibilidad de recomendar un método profiláctico adicional supone un paso importante hacia el éxito de la lucha contra esta epidemia”, dijo Catherine Hankins, Directora Asociada del Departamento de Políticas, Pruebas y Alianzas del ONUSIDA. “Sin embargo, tiene que quedar claro que la circuncisión masculina no ofrece una protección total frente al VIH. Aunque se adopte como método preventivo, los hombres y mujeres deben seguir utilizando otras formas de protección, tales como los preservativos masculinos y femeninos, el retraso del inicio de las relaciones sexuales y la reducción del número de parejas sexuales”.

Muchos países en desarrollo poseen servicios de salud débiles y escasos profesionales sanitarios cualificados. Por consiguiente, es necesario que los servicios de circuncisión masculina para la prevención del VIH no trastornen otros programas de atención sanitaria, y en particular otras intervenciones contra el VIH/SIDA. Con el fin de asegurar la sostenibilidad de los servicios a largo plazo y aprovechar al máximo la oportunidad que ofrece la circuncisión masculina, ésta debe integrarse con otros servicios siempre que sea posible.

En general, la circuncisión masculina tiene pocos riesgos, pero pueden ser graves si es practicada por personas sin la formación necesaria, en entornos con poca higiene o con instrumentos inadecuados. Por consiguiente, la formación y certificación de los profesionales son requisitos de todo servicio de circuncisión masculina, al igual que el seguimiento y evaluación de los programas para asegurar que se alcanzan sus objetivos y se prestan servicios seguros y de calidad en entornos sanitarios que disponen de equipos adecuados, acompañados de un asesoramiento adecuado y de otros servicios.

La circuncisión masculina tiene fuertes connotaciones culturales, por lo que la prestación del servicio debe hacerse teniendo en cuenta las particularidades culturales y de forma que se reduzca al mínimo la estigmatización que puede conllevar la intervención. Los países deben velar por que la circuncisión masculina se realice observando plenamente los principios de la ética médica y de los derechos humanos, y en particular el derecho al consentimiento informado, a la confidencialidad y a la ausencia de coerción.