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26 de abril de 2024
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Por Leonardo Coscia
La disfunción eréctil y la enfermedad cardiovascular
Las dificultades en la erección frecuentemente están causadas por los mismos factores de riesgo cardiovascular. Qué dice la ciencia al respecto
5 de enero de 2012
Una de las principales cuestiones a entender cuando se dice que buena parte de los casos de disfunción eréctil se deben a trastornos orgánicos, es que esto no significa que en el varón exista necesariamente un problema genital. "Es una enorme multiplicidad de factores –clínicos y sociales– la que puede expresarse como dificultad para lograr la erección en el momento de tener una relación sexual –sostiene el Dr. Fabíán Gómez, médico urólogo, asesor científico del Boston Medical Group–; lo importante es desentrañar la combinación de causas. Y no se trata de simple retórica".

Un simple ejemplo puede bastar para entenderlo. Un caballero de mediana edad llega al consultorio acusando falta de erección, y relatando qué le ocurre cada vez que se dispone a tener relaciones. El especialista lo observa y le pregunta por su peso. “Es cierto –reconoce el paciente–, estoy un poco excedido”. Hace un tiempo también le diagnosticaron diabetes tipo 2. “¿Y cómo va el tratamiento?”, pregunta el médico. El paciente responde que nunca estuvo en tratamiento por ese problema, aunque recuerda que alguna vez le recetaron un medicamento “para bajar la presión”. El tratamiento que sí comenzó, asegura, era para dejar de fumar, pero no pudo sostenerlo por mucho tiempo, y cree que, a esta altura de su vida, ya no logrará dejar de fumar. Pero, lógicamente –trata de volver al tema que lo llevó al consultorio–, tampoco quiere abandonar su vida sexual, e insta al especialista: “¿Qué me puede recetar?”

El problema de esta persona no se resuelve con una medicación: lo más probable es que sus dificultades para lograr la erección no sean más que una expresión de su estado general de salud, al cual deberá atender en forma integral. De hecho, estudios realizados por el Boston Medical Group llaman a estar atentos, porque un hombre con disfunción eréctil tiene un 50% más de probabilidades de sufrir un infarto que uno sin ese problema.

Los mismos factores de riesgo

La razón parece simple: la disfunción eréctil y las enfermedades cardiovasculares crónicas están generadas o impulsadas por los mismos factores de riesgo: obesidad, diabetes, hipertensión arterial, tabaquismo, colesterol elevado.

Incluso, según la experiencia de esta institución médica internacional especializada en el tratamiento de las disfunciones sexuales masculinas, frente a similares factores de riesgo estas últimas suelen aparecer entre 1 y 4 años antes de que se manifieste, por ejemplo, una cardiopatía.

En octubre pasado, la Fundación Española del Corazón, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria y la Fundación de Investigación en Urología iniciaron en el país europeo una campaña informativa con el fin de concientizar a la población acerca de esta vinculación entre las enfermedades cardiovasculares y la disfunción eréctil: “Prevenir los factores de riesgo cardiovascular mejora el flujo sanguíneo durante la erección, por lo que a un paciente con disfunción eréctil se le debería preguntar por su salud cardíaca y sus factores de riesgo cardiovascular”, señalaba el presidente de la Sociedad Española de Cardiología, doctor Juan Gual-Juliá.

Por qué los problemas vasculares dificultan la erección

El pene es un órgano constituido por tejidos bastante particulares, que lo hacen hemodinámico: la función eréctil se logra cuando se llena de sangre. Todo aquello que altere el flujo sanguíneo en su interior va a causar dificultades.

Las arterias que permiten la irrigación peneana son de un diámetro 6 veces menor que lo habitual -sostiene el especialista- y, por lo tanto, sumamente sensibles a las dificultades de los vasos circundantes para suministrarle sangre. A diferencia de lo que sí sucede en otros órganos, esta falta de oxigenación no causa dolor, pero dificulta la erección”, señaló.

Por eso es que en el tratamiento farmacológico de la disfunción eréctil se usan drogas con efecto vasodilatador, ya sea por vía oral o mediante aplicaciones locales.

Sin embargo el problema no está en los fármacos empleados normalmente en los tratamientos, sino en la actitud simplista de utilizarlos –cualquiera sea el fármaco del que se trate, sin una indicación médica que lo inscriba como parte de un abordaje integral del problema de erección.

Un mito frecuente

Suele pensarse entre los varones que el mecanismo fisiológico de la erección –con la irrigación de los cuerpos cavernosos– genera de por sí un alto nivel de exigencia para el aparato cardiovascular. Y sin embargo, es un mito erróneo que, por otra parte ilustra lo complejo de la sexualidad.

La excitación erótica no insume una gran exigencia cardiovascular; pero esa exigencia sí puede existir si es que el varón experimenta el encuentro sexual con un alto grado de ansiedad.

Por esto, el especialista aclara que muchas veces, estos factores emocionales hacen que, sin existir problemas orgánicos ni trastornos en la estructura psíquica, haya dificultades en la erección, o bien que la persona incurra en conductas de autoexigencia (propensión a los excesos, consumo de sustancias sin control) que sí ponen en serio riesgo su salud.

En primer lugar, el paciente con dificultades en el área emocional, debe poder tener una erección, porque eso condicionará su estado emocional en las próximas relaciones. Luego, debe poder disfrutar de su sexualidad, para después empezar a entender que no necesita de otros medios para poder hacerlo”, subraya el Dr. Gómez.

La cara inversa de este problema será la de los pacientes que, por temor a sufrir un evento cardiovascular, directamente renuncian a su vida sexual cuando han tenido un problema de salud de este tipo. Todas estas cuestiones pueden tener una solución si el paciente busca ayuda profesional adecuada y asume su sexualidad de manera adulta, adecuando el placer a sus posibilidades reales. En la Argentina, según indican las estadísticas con las que cuentan en el Boston Medical Group, los varones consultan al especialista, en promedio, recién unos 4 años después de comenzar a tener problemas en la función eréctil.