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29 de marzo de 2024
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Por Leonardo Coscia
Los enemigos del placer sexual masculino
Un estudio realizado en España revela que el tabaco, la hipertensión y el colesteron son las principales causas detrás de la disfunción eréctil, y hacen necesario concurrir al médico ni bien aparecen
15 de junio de 2012
En la actualidad asume de por sí a la actividad sexual “normal” -con toda la diversidad que ese término puede encerrar de acuerdo con las preferencias de cada persona- como síntoma y condición de una buena salud.

En el varón, la erección es un mecanismo en el que los factores emocionales, psicológicos y orgánicos se involucran de tal manera que no siempre es fácil diferenciarlos.

Afortunadamente, cada vez hay menos lugar para el ancestral y prejuicioso mito de que la disfunción eréctil pueda significar menos masculinidad.

Un reciente estudio realizado en España por la organización Boston Medical Group, dedicada al estudio y el tratamiento de la disfunción sexual, reveló que los principales factores que se asocian a la disfunción eréctil son de otra naturaleza, tal vez mucho menos vinculada con la mitología popular machista: el tabaquismo, la hipertensión arterial y el colesterol.

Tampoco es necesario que estos problemas aparezcan a edades avanzadas: un 44% de los hombres que consultan por disfunción eréctil tienen menos de 50 años de edad. Un 23% está en la franja entre 40 y 50 años, otro 15% entre 30 y 40 años, y un 6% presenta dificultades eréctiles ya entre los 20 y los 30 años, señaló el informe de la alianza de centros médicos.

Interpretarlo como un “aviso”
De acuerdo Fabián Gómez, médico urólogo y asesor científico del Boston Medical Group en la Argentina, estas cifras reflejan una situación que los especialistas también observan diariamente en los consultorios a nivel local.

Para ellos, no es novedad: “Todas las personas con problemas de erección, especialmente si son mayores de edad, deben hacerse necesariamente un chequeo cardiológico para saber cómo están sus arterias; si no, se están exponiendo a una bomba de tiempo”.

Según estudios recientes, los síntomas de enfermedad cardiovascular, que habitualmente son “silenciosos” y pueden llevar directamente al infarto de miocardio o cerebral, pueden llegar a manifestarse hasta 4 años antes en la cama, durante las relaciones sexuales, en forma de dificultades para la erección.

Esta es la razón por la que el especialista aconseja acudir inmediatamente al médico ante este tipo de síntomas, que si bien nunca son bienvenidos, pueden estar ayudando a desenmascarar un problema de hipertensión o un alto grado de riesgo coronario que de otra manera permanecería oculto.

Responsabilidad ante todo
Todas estas causas remiten a problemas en la circulación sanguínea, la cual es fundamental en el proceso fisiológico de la erección.

En el caso del tabaquismo, “independientemente de la edad, si un hombre consume una atado de cigarrillos al día durante más de un año es probable que se enfrente a problemas de erección a la hora de mantener relaciones sexuales”, explica José Benítez, director médico del Boston Médical Group en España.

El estudio realizado en ese país de Europa se efectuó sobre 4194 pacientes con disfunción eréctil vistos durante el año 2011. Un 44,75% de ellos eran menores de 50 años, es decir que el problema de erección no podía atribuirse en ellos a la edad.

El tabaquismo y la hipertensión arterial estuvieron presentes en un 35% de ellos, lo cual (especialmente en el caso de la hipertensión) indica una prevalencia sospechosamente más alta que en el resto de la población de esa edad. Y un 21% de ellos presentaban colesterol LDL más alto de lo normal. En conclusión, estos factores estarían generando una caída prematura de la función eréctil.

Esto no debe, de ninguna manera, inducir a pensar que el problema se resuelve tomando alguna pastilla, algo que muchas personas jóvenes hacen sin necesidad sólo en la búsqueda de sentirse “más seguros”.

“Al margen de que cualquier automedicación es de por sí un grave error, es imprescindible que la persona con problemas de erección, tenga la edad que tenga, consulte a un profesional para indagar la causa –advierte Gómez–. Más aún, teniendo en cuenta cuáles son los factores de riesgo para la salud que pueden esconderse detrás de una disfunción eréctil, y que es necesario no tapar”.

“Por otra parte –puntualiza el especialista argentino– toda droga produce un síndrome de acostumbramiento, de modo que si damos ese tipo de drogas a una persona de veinte años, ¿qué le vamos a dar después de los cincuenta, cuando quizás realmente la necesite?”.

Como conclusión, en la forma en que interactúan lo emocional y lo orgánico en la vida sexual probablemente vale aquello de que “cada caso es un mundo”, donde se debe indagar a fondo para hallar las causas cuando hay un problema; sobre todo, cuando es un hecho que la capacidad de disfrutar de la vida sexual está íntimamente ligada con el estado general de salud.