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FIV, una realidad en técnicas reproductivas
27 de abril de 2007
La fertilización in vitro (FIV) es una de las técnicas reproductivas al alcance del ginecólogo para poder sortear uno o varios trastornos que llevan a la pareja a un estado de esterilidad, con el fin de lograr un embarazo a término, mediante una secuencia de pasos que son el desarrollo folicular múltiple y controlado, la aspiración folicular con la extracción ovocitaria y la transferencia embrionaria. El término in vitro se emplea porque la fertilización del óvulo por parte del espermatozoide se produce fuera del cuerpo humano.

Los primeros trabajos de investigación comenzaron en la década del 60, para culminar en el año 1978 con el nacimiento del primer bebé. Desde ese momento en adelante mucho se avanzó en los distintos esquemas de inducción de la ovulación, la forma del aspirado folicular y el gran adelanto que fue el ICSI (inyección intracitoplasmática de espematozoide) en 1992, indicada en casos de factor masculino severo (muy pocos espermatozoides útiles) y fallas en la fertilización durante el proceso de FIV. Las técnicas de criopreservado embrionario facilitaron la transferencia de embriones aumentando la tasa de embarazo acumulada y disminuyendo la tasa de embarazos múltiples, por poder transferir menos embriones varias veces.

La FIV fue diseñada para resolver problemas irreversibles en las trompas, como causa femenina de esterilidad. Luego de la investigación completa de la pareja como se describe clásicamente, el o los factores responsables de la esterilidad se manifiestan, salvo en aquellos casos donde el estudio exhaustivo no logra identificar causa alguna, clasificándose como ESCA. Desde su aparición en el campo de las técnicas de reproducción asistida se expandieron espectacularmente, no sólo en procedimientos y técnicas sino también en lo referente a las indicaciones para la utilización del método, extendido a muchas causas de esterilidad. En general luego del estudio se encuentra un factor único y dominante como causa, en otros se pone de manifiesto una combinación de factores que convergen para generar esterilidad (17%).

Además las indicaciones, que al comienzo se restringían a la esterilidad femenina, se expandieron rápidamente al campo de la infertilidad masculina, la que desde el punto de vista práctico desaparece con la llegada del ICSI. La ventaja de las TRA reside en el hecho que en la mayoría de estas situaciones, el procedimiento permite superar simultáneamente los diferentes factores de esterilidad. Los porcentajes de las indicaciones podrían ser: Factor masculino 24%, factor tubario 24%, más de una causa 17%, ESCA 12%, otras 23%. En la actualidad también se dispone del PGD, conocido como biopsia pre implantatoria, haciendo posible el estudio genético de los embriones antes de ser transferidos al útero, pudiendo evitar transmitir enfermedades genéticas y embriones con defectos en sus cromosomas.

¿Cuál es la posibilidad de éxito en el tratamiento? Esta es una pregunta con muchas respuestas, donde surgen muchas dudas y donde hay, en general, información poco clara o confusa. La tasa de embarazo no es igual en cada centro, como tampoco son iguales los criterios de inclusión o exclusión de paciente a la hora de realizar las estadísticas, la mejor manera es valorando la tasa de embarazo a término por ciclo iniciado, por aspiración folicular o por transferencia, que en nuestro caso es del 43%. Un comentario aparte merecen los ciclos con óvulos donados, donde la tasa de éxito es de alrededor del 50 %.