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29 de marzo de 2024
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Estética y salud: la edad de la piel del rostro
La apariencia del cutis es reflejo de su salud –que depende de múltiples factores internos y externos– por lo que no siempre refleja la edad biológica de las personas. Es esencial tomar conciencia de los cuidados a tener en cuenta para sanar y embellecer a la piel.
29 de marzo de 2013
No siempre la piel representa la edad biológica de las personas debido a múltiples factores. La piel sana del rostro de un adulto podría describirse como limpia, tersa, hidratada, luminosa, sin manchas ni cicatrices, libre de imperfecciones, con un grado de tensión, arrugas y surcos de expresión adecuados para cada edad.

Que haya coincidencia entre la edad biológica y la edad que el cutis representa no resulta nada fácil y es necesario analizar los distintos aspectos que repercuten en su salud y belleza.

La dermatóloga Myriam Chain, directora de Aisthetike, explicó que "el resultado del aspecto de la piel (el órgano más extenso del organismo) y más aún la del rostro, se relaciona con la conjugación de factores internos y externos".

Chain indicó que "entre los factores internos se encuentran, por un lado, la herencia genética y los cambios hormonales propios de cada etapa: la adolescencia, en la que la piel está más oleosa y tiende al acné; el embarazo, que se caracteriza por la aparición de manchas, estrías, agrandamientos de lunares y verrugas; la menopausia, que genera cambios en de la elasticidad de la piel, manchas, queratosis y rosácea; y la tercera edad en la que se profundizan estas alteraciones".

"Y por otro lado, las enfermedades generales y cutáneas como pigmentaciones, rosácea (enrojecimiento exagerado acompañado de sensación de calor), queratosis, eccemas, dermatitis seborreica, tumores y foto-daño (que se presentan en forma de manchas claras u oscuras y suman escamosidad a la piel)", añadió la dermatóloga.

La especialista señaló que "entre las variables externas se pueden mencionar el clima –el calor aumenta el nivel de grasitud de la piel y el frío suele propiciar su sequedad–, los factores ambientales –por ejemplo, los microclimas laborales en los que los niveles de estrés varían–, los estilos de vida (la exposición a factores tóxicos juega un rol fundamental en la salud de la dermis), la calidad de alimentación, la higiene y los cuidados de la piel, entre otros. Todos estos agentes internos y externos se conjugan y traducen en el resultado de una piel más o menos sana y/o joven".

"Teniendo en cuenta estas cuestiones, es importante tomar conciencia de que “cuidar la salud de la piel” –sobre todo la del rostro, más expuesta y delicada– es un concepto y una tarea por demás amplia que no se limita sólo al cuidado localizado del órgano cutáneo. Sin duda, toda acción destinada a mejorar los distintos factores que influyen sobre ella tendrá impacto en su apariencia", remarcó.

Consejos y recomendaciones
En relación a los hábitos saludables, una vida libre de factores tóxicos, con bajo nivel de estrés, en la que se realice actividad física regular y se mantenga una alimentación variada y equilibrada (que incluya frutas frescas y secas, verduras, carnes variadas, lácteos y abundante líquido, principalmente agua e infusiones) beneficiará a la salud general y eso redundará en cómo luzca el cutis.

En cuanto a los cuidados de la piel, es aconsejable mantener una correcta rutina de higiene con los cosméticos y principios activos adecuados recomendados por un especialista.

A su vez, se recomienda el uso de protectores solares para proteger al cutis de los rayos UV y ser constantes en complementar el cuidado diario domiciliario de la piel con otros tratamientos especializados, como por ejemplo: limpiezas, microdermoabrasión, pulidos caseros o peeling médicos, aplicación de máscaras nutritivas e hidratantes o de plasma rico en plaquetas, y corrección de las imperfecciones, arrugas y surcos de expresión. Todo ello sumará en el resultado de su apariencia.

Al cuidar la salud de la dermis en sus aspectos médicos y estéticos junto a un especialista en dermatología, se logra educar al paciente, prevenir posibles enfermedades cutáneas, diagnosticar tempranamente, tratar de manera oportuna el problema y finalmente sanar y embellecer la piel.

De esta forma, será posible acortar la brecha que existe en algunas personas entre su edad real y la edad que su piel le hace representar.