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26 de abril de 2024
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Hepatitis B: un pinchazo es mejor que un trasplante
Ramón Dagnino, un paciente que sufrió una falla hepática fulminante por hepatitis B y debió someterse a un trasplante de hígado, al recomendar a la población que se vacune contra esta patología advirtió que "entre un pinchazo y un trasplante le recomiendo a la gente que elija el pinchazo".
14 de noviembre de 2013
Ramón Dagnino, un paciente que sufrió una falla hepática fulminante por hepatitis B y debió someterse a un trasplante de hígado, al recomendar a la población que se vacune contra esta patología advirtió que "entre un pinchazo y un trasplante le recomiendo a la gente que elija el pinchazo".

Con el objetivo de disminuir la incidencia de la enfermedad en adolescentes y adultos, el Ministerio de Salud de la Nación realizó un encuentro con especialistas para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de esta inmunización.

“Si existiera una vacuna contra el VIH creo que todo el mundo se la daría. La hepatitis B también se da, al menos mayoritariamente, por vía de transmisión sexual, cuesta vidas y te puede pasar tranquilamente. Entre un pinchazo y un trasplante, le recomiendo a la gente que elija el pinchazo”.

Con su testimonio, Ramón Dagnino, quien hace cuatro años debió someterse a un trasplante de hígado a raíz de una falla hepática fulminante provocada por la hepatitis B, recomendó hoy a la población que se aplique la vacuna para prevenir esta patología.

El paciente participó este mediodía de la jornada “Todos contra la hepatitis B”, realizada en la sede de la Biblioteca Nacional y en la que el Ministerio de Salud de la Nación presentó la estrategia de vacunación universal contra este virus, que es la causa más frecuente de falla hepática fulminante en Argentina, ante representantes de sociedades científicas, expertos, funcionarios nacionales y de diferentes jurisdicciones.

“La hepatitis B puede ser mortal y grupo de riesgo somos todos. Yo tuve mucha suerte porque en menos de un mes se consiguió el órgano para trasplantarme y hace cuatro años volví a nacer. La operación fue un éxito, me siento maravillosamente bien e incluso ahora tengo un orden de prioridades distinto al que tenía antes. Eso sí, con el costo de un trasplante no me puedo llegar a imaginar cuánta gente se podría vacunar”, aseguró Dagnino, quien dijo que decidió concurrir al encuentro “como muestra de gratitud a la medicina y a toda la gente que me atendió. Decirles gracias a quienes me salvaron la vida es poco”.

“La historia de vida y la experiencia de Ramón son muy importantes”, dijo la responsable del Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (ProNaCEI) de la cartera sanitaria nacional, Carla Vizzotti, quien consideró que “es absolutamente posible que no haya más trasplantes hepáticos por hepatitis B en Argentina”, para lo cual es necesario optimizar las coberturas de inmunización contra este virus.

En la apertura de las deliberaciones, el viceministro de Salud de la Nación, Máximo Diosque, manifestó que “desde 2003 la prevención y la promoción de la salud están al frente de las estrategias sanitarias. Dentro de este esquema, las vacunas juegan un rol fundamental y esto se ha traducido en acciones claras y verificables a lo largo de los años, como la incorporación de nuevas vacunas al calendario oficial, lo que representa una inversión presupuestaria específica. Pero esto va más allá del mero hecho de tener vacunas disponibles sino que también tiene que ver con una política integrada, que apunta a priorizar este enfoque”.

Por su parte, Vizzotti recordó que “en Argentina tenemos la experiencia de la hepatitis A. En 2005 tuvimos un brote con ese virus como principal causa de falla hepática fulminante en niños, se incorporó la vacuna y se logró una disminución dramática del número de casos, al punto que desde marzo de 2007 no tenemos más trasplantes hepáticos en Argentina por esta causa”.

“En este momento es la hepatitis B la principal causa de falla hepática fulminante. Vacunando a las personas se puede interrumpir la transmisión, controlar y erradicar esta enfermedad. Los niños están vacunados y en los menores de 20 años ha disminuido la incidencia en forma notable. Lo que vemos es que entre los 20 y los 40 años se da la mayor cantidad de casos que pueden evolucionar a hepatitis B crónica, a cirrosis y hasta a cáncer de hígado. Entonces, teniendo una herramienta segura y eficaz para prevenirla, en Argentina no nos puede pasar que tengamos entre diez y doce trasplantes hepáticos al año por esta causa”, advirtió.

En ese orden, planteó la necesidad de “que la gente sepa que la vacuna está disponible, que ejerza su derecho a la salud vacunándose en forma gratuita en todos los centros de salud pública y asuma su responsabilidad de protegerse, de proteger a los demás e interrumpir esta vía de transmisión. Esperamos que pronto podamos decir que no tenemos más trasplantes por hepatitis B en Argentina”.

“Son tres dosis con el siguiente esquema –detalló–: la primera, al mes la segunda y a los seis meses la tercera. Si pasa más tiempo no hay problema, hay que completar el esquema y no hace falta reiniciarlo. Si uno no se acuerda si recibió la vacuna, tampoco pasa nada si se la da nuevamente y se puede reiniciar el esquema”.

El especialista Pedro Cahn, presidente de la Fundación Huésped, indicó que “hay enfermedades que tienen prensa, que ganan titulares en los medios con cierta sencillez. La hepatitis B no es una de ellas y sin embargo 600.000 personas mueren todos los años por esta causa en el mundo. Se considera que hay 240 millones de personas que viven con hepatitis B a nivel global, o sea que es una enfermedad que tiene un impacto muy grande”.

“Con la estrategia del Ministerio de Salud de la Nación no solamente se recupera el dinero invertido en las vacunas sino que se evita un gasto mayor. Ya no estoy hablando del aspecto humano, de lo que vale para cada persona estar sano, para su familia y sus seres queridos. Desde el punto de vista estrictamente económico, es una de esas intervenciones que pueden ser consideradas de bien público porque el beneficio trasciende al individuo vacunado. Si yo estoy vacunado no puedo transmitir esta infección a otras personas”, agregó.

El presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, Gustavo Lopardo, señaló a su vez que “la incorporación de esta vacuna en el calendario en 2000 tuvo un impacto importante porque todos los chicos de menos de 13 años fueron vacunados y están protegidos. Sin embargo, todos los que nacimos antes de 2000, si no fuimos vacunados estamos en riesgo. Esta iniciativa de universalizar la vacuna sin duda es muy importante. Sabemos que después de la disponibilidad de agua potable, las vacunas en su conjunto son la segunda medida que tiene impacto en prevención de enfermedades infecciosas y en salud pública”.

La vacuna
Actualmente, esta vacuna está incluida en el Calendario Nacional de Vacunación y se aplica al recién nacido dentro de las primeras doce horas de vida, y a los 2, 4 y 6 meses como componente de la vacuna quíntuple, conocida también como pentavalente. También se completan o inician esquemas a los 11 años, en el caso de los niños que no hubieran recibido las dosis correspondientes con anterioridad, y está indicada para el personal de salud y los adultos que pertenezcan a grupos en riesgo para adquirir la infección y desarrollar complicaciones.

Desde mediados de 2012, por recomendación de la cartera a cargo de Juan Manzur se universalizó el acceso a dicha vacuna a toda la población, convirtiendo a la Argentina en el primer país de la región en implementar esta estrategia. La misma pretende reeditar los excelentes resultados de la vacunación contra la hepatitis A, que comenzó en 2005 y le permitió al país reducir sensiblemente la circulación del virus y eliminar la realización de trasplantes hepáticos por esta causa desde el año 2007. Con esta iniciativa, el Ministerio de Salud de la Nación sostiene su política de sensibilización a toda la sociedad para hacer frente a este problema de salud.

Las vacunas, de carácter gratuito y obligatorio, están disponibles en todos los vacunatorios públicos del país, debiéndose completar un esquema de tres dosis: la inicial, otra al mes y la última a los seis meses.

Características de la enfermedad

La hepatitis B es una enfermedad viral que afecta al hígado y que puede presentarse durante años sin la aparición de síntomas en la persona infectada. Se trata de una afección grave que puede evolucionar a hepatitis crónica, cirrosis y cáncer de hígado, y que causa más de un millón de muertes anuales en todo el mundo.

El modo de transmisión es a través del contacto sexual no protegido, de madre a hijo durante el embarazo y a través del parto (transmisión vertical), por compartir jeringas y por transfusiones de sangre. La vacunación universal contra el virus de la hepatitis B tiene por propósito fortalecer el proceso de control y eliminación de esta enfermedad a nivel nacional.