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Bronquiolitis, la amenaza del invierno
21 de julio de 2007
Con la llega del invierno, la bronquiolitis se volvió en una amenaza para los más pequeños y una preocupación para sus padres. Tanto es así que el propio El ministro de Salud, Ginés González García, advirtió que la Argentina presenta actualmente "una meseta muy elevada de casos de bronquiolitis", con sus puntos más críticos en el área capitalina y en la provincia de Mendoza.

"Si bien hay un aumento de enfermedades respiratorias, no queda paciente por atender", dijo el ministro intentando llevar calma a la población. Es respecto del pico más grave sufrido en 2003, este año se registró una importante cantidad de consultas, pero –aseguran fuentes oficiales- es significativamente menor la cantidad de casos graves y defunciones".

Si bien uno de cada seis bebés padecen esta enfermedad, el índice de mortalidad en los neonatos es bajo, respecto a otras enfermedades, como la neumonía y los males congénitos.

La bronquiolitis es una enfermedad común respiratoria, provocada por una infección viral que afecta los bronquios más pequeños denominados "bronquiolos", que llevan el aire a los pulmones. A medida que estas vías aéreas se inflaman, se obstruyen y se llenan de mucosidad, haciendo que al niño le cueste respirar.

Por lo general, la bronquiolitis se da en los dos primeros años de vida, con una mayor incidencia entre los 3 y los 6 meses. La concurrencia a centros para el cuidado de niños (guarderias) y la exposición al humo del cigarrillo también pueden aumentar las probabilidades de que un lactante desarrolle bronquiolitis.

La mayor parte de las veces se trata de una enfermedad leve, pero algunos lactantes enferman mas intensamente, empiezan a necesitar oxigeno y requieren internación.
Luego de curarse, los niños que han padecido bronquiolitis tienen más probabilidades de desarrollar asma en una etapa posterior de la vida, pero aún no resulta claro si la bronquiolitis provoca el asma, o si los niños que finalmente presentaran asma simplemente eran más propensos a desarrollar bronquiolitis durante la lactancia.

La bronquiolitis suele ser provocada por una infección viral, generalmente el virus sincitial respiratorio (VSR). Otros virus asociados con la bronquiolitis incluyen el virus de la gripe y el adenovirus. Las infecciones que pueden provocar bronquiolitis son contagiosas.

Los primeros síntomas de la bronquiolitis suelen ser iguales a los de un resfriado común: secreciones en la nariz y tos leve.

Estos síntomas, que duran uno o dos días, son seguidos de un incremento de la tos y la aparición de un sonido sibilante (silbidos agudos al exhalar).
En algunos casos, se desarrollan gradualmente dificultad respiratorias más severa, marcadas por lo siguiente: con respiración poco profunda, rápida (60 a 80 veces por minuto), latidos cardíacos acelerados, hundimiento del cuello y el tórax con cada respiración, conocido como "retracciones" o "tiraje", aleteo de las fosas nasales, irritabilidad, con dificultad para comer y/o dormir.

Esta enfermedad, suele durar aproximadamente 7 días, pero algunas veces la tos y el moco pueden continuar durante semanas. Por lo general, la enfermedad llega a su pico en el segundo o tercer día después de que el niño comienza a toser y después desaparece en forma gradual.

Afortunadamente, la mayoría de los casos de bronquiolitis son leves y no requieren tratamiento especial. Los antibióticos no son útiles para tratar la bronquiolitis, porque es una infección viral. En algunos casos, se administran medicamentos parecidos a los que se usan en el asma (beta adrenergicos) para ayudar a abrir las vías aéreas del niño. Los corticoides orales o endovenosos no han demostrado ser efectivos y pueden ser peligrosos.

Los lactantes con problemas para respirar siempre deben ser evaluados por un médico. Los más enfermos pueden requerir internación para ser controlados de cerca y recibir líquidos y oxígeno húmedo.

Rara vez, en los casos muy graves, se coloca a bebés en respiradores para ayudarlos a respirar hasta que comienzan a mejorar. A la mayoría les alcanza con ser tratados en su hogar.

El mejor tratamiento para la mayoría es tiempo para recuperarse y líquidos orales. Sin embargo, quizá resulte complicado asegurarse de que un niño reciba suficiente líquido, porque los lactantes con bronquiolitis pueden no tener ganas de beber. Por lo tanto, se deben ofrecer líquidos al niño en pequeñas cantidades con mayor frecuencia que la habitual.

A fin de facilitar la respiración, muchos padres utilizan un vaporizador, o nebulizaciones, o baños de vapor. Durante los meses de invierno el aire de la habitación del niño puede secarse por la calefacción; secando a su vez las vías aéreas y hacer que la mucosidad sea más viscosa. Evite los vaporizadores directos con agua caliente ya que pueden provocar quemaduras.

En ocasiones, inclinar levemente el colchón del niño puede ayudar a reducir el esfuerzo por respirar. El uso de una perita o de un aspirador manual y gotas nasales de solución salina pueden ayudar a mantener libre la nariz del bebé. Esto puede ser útil antes de alimentarlo y de dormir, siempre que el bebé lo tolere. Administre paracetamol o ibuprofeno (después de los 6 meses) si hubiera fiebre de mas de 38 C para bajar la fiebre y hacer que el niño esté más cómodo.

Es necesario llamar al doctor si el niño:
• respira rápidamente, en especial si esto va acompañado de retracciones o de silbidos
• está más soñoliento que habitualmente
• si tiene mucha fiebre
• tiene una tos que empeora
• si tiene dificultad para comer
• si sus labios o uñas están azulados.

Para prevenir estas enfermedades es importante, tener los ambientes aireados y limpios, mantener la lactancia materna, evitar los cambios bruscos de temperatura, no fumar cerca de los chicos, abrigar a los niños en forma suficiente pero no excesiva y en caso de fiebre, dar baños a temperatura agradable.