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16 de abril de 2024
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Por Leonardo Coscia
Los trastornos más frecuentes a la hora de dormir
Apneas del sueño e insomnio figuran entre los principales. En el Día Mundial del Sueño, una encuesta reveló que en Latinoamérica el 75% de las personas mencionan condiciones médicas que les impiden descansar bien
16 de marzo de 2018
El insomnio y las apneas del Sueño son los trastornos más frecuentes a la hora de dormir.

En el marco del Día Mundial del Sueño, que se conmemora este 16 de marzo, una encuesta reveló que en Latinoamérica el 75% de las personas citan condiciones médicas que les impiden dormir bien.

Por tal motivo, los especialistas destacaron la prioridad que las personas le dan al sueño, incluyendo los impactos negativos que tiene la falta y la interrupción del sueño y los principales factores que lo causan.

En ese contexto, en la Unidad de Medicina del Sueño de Fleni se atienden alrededor de 2.400 consultas y se realizan 3.255 estudios de sueño (polisomnografías nocturnas), por año. Entre los trastornos del sueño que se evalúan y tratan con mayor frecuencia, se encuentran las apneas del sueño y el insomnio.

¿Cuántas horas debemos dormir?

El sueño es una necesidad fisiológica de suma importancia que afecta nuestra calidad de vida. La cantidad de horas que cada uno debe dormir varía según la edad y será la que le permita al individuo realizar sus actividades cotidianas (trabajar, estudiar, hacer deportes o desarrollar su vida social) sin somnolencia, fatiga ni déficits en la atención. Un niño pequeño necesita más de 8 horas y un adulto mayor, quizás, menos.

¿Cuándo el sueño es insuficiente?

El sueño es insuficiente cuando la cantidad es inferior a la necesaria para mantener el estado de vigilia y alerta durante el día, debido a un tiempo corto en cama. Estas personas generalmente duermen más si tienen la posibilidad como por ejemplo durante las vacaciones o los fines de semana. En nuestra sociedad este cuadro ocurre debido a factores sociales y culturales (ej. demanda laboral y familiar, uso de dispositivos electrónicos durante la noche, actividades recreativas). El descanso muchas veces es considerado como una pérdida de tiempo y esto no es así.

El sueño insuficiente afecta a mujeres y hombres, ocurre a cualquier edad, y es frecuente en la adolescencia. Entre sus consecuencias encontramos: fatiga y/o somnolencia diurna, déficit en la atención y en la capacidad de concentración, distracciones, mayor número de errores, cambios en el humor, riesgo de abuso de estimulantes, menor desempeño escolar y laboral, tendencia al sobrepeso y a la obesidad, síntomas físicos (dolor, alteraciones digestivas, etc), alteraciones hormonales y mayor riesgo de sufrir accidentes.

Desde el equipo de especialistas del Fleni, liderado por Claudio Podestá indicaron que entre los trastornos del sueño que se atienden de forma más frecuente, se encuentran las apneas del sueño y el insomnio.

¿Qué son las Apneas del Sueño?

El Síndrome de Apneas Obstructivas del Sueño consiste en la sucesión de episodios transitorios de obstrucción, parcial o casi total, de la vía aérea superior durante el sueño. Estudios epidemiológicos en la población general indican que este síndrome asociado a somnolencia diurna ocurre en el 3 al 7% de los adultos hombres y en el 2 al 5% de las mujeres. Sin embargo, debido a que muchos no sufren de somnolencia diurna, la prevalencia de la enfermedad sería mayor.

Uno de los principales factores de riesgo son el sobrepeso y la obesidad. Además, se acentúa con la ingesta de alcohol, sedantes y el tabaquismo.

¿Cómo sospechar si estamos en presencia de apneas del sueño? Cuando hay ronquidos fuertes, despertares con sensación de ahogo, sueño excesivo durante el día (trabajo, salas de espera, reuniones, al conducir, etc.), dificultades para mantener la atención, despertares con boca seca o cefalea, pausas respiratorias durante el sueño relatadas por familiares, sueño superficial y fragmentado, necesidad de orinar muchas veces durante la noche, entre otros.

La importancia de diagnosticar y tratar las apneas del sueño radica en que se ha demostrado que son un factor de riesgo cardiovascular (se relaciona con arritmias, hipertensión arterial, infartos, ACV) y aumenta la probabilidad de sufrir accidentes. Además, puede causar alteraciones en la memoria, cefalea y cambios de humor.

En los niños, las apneas del sueño pueden generar déficit de atención e hiperactividad, dificultades en la escuela, posiciones raras para dormir, enuresis (orinarse por las noches), etc.

¿A qué llamamos insomnio?

El Insomnio es la dificultad para iniciar y/o mantener el sueño, que ocurre a pesar de contar con la oportunidad y las circunstancias adecuadas para dormir. Además, el paciente tiene síntomas durante el día: cansancio, fatiga, dolor, cambios en el estado de ánimo, disminución en la motivación o iniciativa, tensión, cefalea, síntomas gastrointestinales, excesiva preocupación por el sueño, entre otros.

Por todo esto, desde Fleni recordamos que en caso de sufrir alguna alteración o problema durante el sueño o presentar somnolencia diurna es muy importante que las personas consulten a su médico. En este sentido, Elda Berrozpe de la Unidad de Medicina del Sueño de Fleni explica: “es muy importante que el paciente consulte a un profesional idóneo y evite automedicarse. Toda medicación tiene posibles efectos adversos y puede interactuar con otros tratamientos o sustancias. Puede ser necesaria en algunos momentos, pero su consumo no debe prolongarse de manera innecesaria. Existen problemas de salud que pueden producir dificultades para dormir y requieren un diagnóstico y tratamiento específico”.

Consejos para el buen dormir

1. Mantener un horario regular para finalizar las actividades del día y para levantarse.

2. Ir a la cama cuando se tiene sueño, no por sentirse cansado o agotado, ni porque sea tarde.

3. Evitar “rumiar” los problemas, planear, repasar temas laborales, etc. en la cama.

4. Evitar consumir bebidas con cafeína después de las 18 (café, mate, té, bebidas colas, energizantes) y bebidas alcohólicas.

5. Evitar usar pantallas electrónicas antes de acostarse o en la cama.

6. No hacer actividad deportiva intensa por la noche, se recomienda realizarla hasta 6 horas antes de ir a dormir.

7. No automedicarse. Consultar a un especialista si se tiene dificultad para iniciar o mantener el sueño o si, a pesar de dormir, se tiene somnolencia durante el día.

8. El ambiente debe ser adecuado para dormir, con una temperatura agradable, silencioso y oscuro.

9. Puede ser útil practicar alguna técnica de relajación.

10. Recuerde que cada persona tiene su propia necesidad de sueño y que la misma disminuye con la edad.

11. Permanezca en la cama el tiempo suficiente, adáptelo a sus necesidades reales. Pasar demasiado tiempo en la cama puede producir un sueño fragmentado y superficial. Por otro lado, para mantener la calidad de vida necesitamos tener una buena oportunidad de dormir (no debemos restarle horas al descanso).