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ASMA: padres subestiman los síntomas de sus hijos
1 de enero de 2000
121/12/07

Un reciente estudio determinó que los padres desconocen los verdaderos síntomas de sus hijos, subestimando el estado de la enfermedad. Para poder llevar un adecuado control del Asma, recientemente se presentó una herramienta, dinámica y sencilla que permite conocer el grado de la enfermedad en los niños, pudiendo así prevenir complicaciones.

Bajo el nombre de “Prueba de Control del Asma Infantil” (ACT por sus siglas en inglés), este material de autoconsulta y prevención desarrollado para niños de 4 a 11 años de edad, permite a los menores así como a sus padres y profesionales médicos, llevar una medición y evaluar el nivel de control de la enfermedad, pudiendo prevenir complicaciones a futuro.

Impulsado por el laboratorio GlaxoSmithKline conjuntamente con la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y ALAT (Asociación Latinoamericana del Tórax), el ACT pediátrico (ACTP) está desarrollado para ayudar a los niños pequeños a alcanzar el “Control Total” de su enfermedad, es decir, la no identificación de síntomas ni limitaciones relacionadas con el asma.

Hugo Neffen, Jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del Hospital de Niños "O. Alassia" de la provincia de Santa Fe, destacó que “controlar el asma es una tarea que es posible alcanzar con las estrategias actuales de tratamiento, pero que requiere de la constancia tanto de los adultos como de los menores. A través de un simple cuestionario, el paciente puede evaluar si su enfermedad está bajo control o no. Esta prueba indicada para niños es sumamente importante ya que a través de un reciente estudio, se ha demostrado que muchos padres no están al corriente de los verdaderos síntomas de sus hijos, subestimando el grado de la enfermedad y el malestar que éstos padecen”.

El asma es una enfermedad que afecta aproximadamente a entre un 10% y 15% de la población. El Estudio ISAAC (Estudio Internacional de Asma y Alergia en Niños) Fase III (2003) en Argentina demostró que la prevalencia de asma en niños de 6 a 7 años es del 16% y en adolescentes de 13 a 14 años es 13.6%. Esto revela una tendencia creciente cuando se lo compara con los resultados del ISAAC Fase I (1997).

La Prueba de Control del Asma Infantil:
A través de un simple y dinámico cuestionario, de fácil comprensión y respuesta por parte de los niños, se evalúa si la enfermedad se encuentra bien controlada, no controlada o está bajo la categoría Control Total.

El test consiste en un simple cuestionario de 7 preguntas, 4 de las cuales están diseñadas adecuadamente para que las conteste el niño. Para que la información sobre la enfermedad sea aún mayor, el test también cuenta con 3 preguntas ideadas para que los propios padres puedan responder, conociendo en mayor profundidad el estado de salud de sus hijos. El ACTP, cuyo máximo puntaje es 27, considera que los pacientes están controlados cuando el puntaje es de 20 o más. Por debajo de los 19 puntos, los pacientes están parcialmente controlados o fuera de control.

El ACT pediátrico, al igual que su versión desarrollada para adultos, brinda importantes beneficios para los pacientes, así como a sus pediatras y médicos de cabecera, al evaluar y llevar un control del grado de la enfermedad, pudiendo determinar el tratamiento adecuado. Entre algunos de dichos beneficios se encuentran:


- Reconocer cuándo se requiere mejor control.
- Permite la comunicación en forma más efectiva con sus médicos.
- Tener como objetivo el control total de la enfermedad.
- Poder esperar más de su tratamiento.

Y para los profesionales médicos, constituye una herramienta simple para evaluar adecuadamente el control del asma, iniciar el tratamiento apropiado de acuerdo al nivel de control, desarrollar planes individualizados de manejo de la enfermedad e identificar pacientes que no lleven a cabo el tratamiento adecuado.

La visión de los padres:
Recientemente, un equipo médico de la Unidad de Medicina Respiratoria del Hospital de Niños O. Allasia , realizó una investigación sobre las respuestas que tanto los propios pacientes como sus padres revelaron al momento de completar la Prueba de Control del Asma Infantil (ACTP)

Por estar dirigido a un público de niños, el ACTP requiere tanto de la participación del menor como de sus padres. Por tal motivo, al momento de realizar un análisis de los cuestionarios que formaron parte del estudio, se contempló la coincidencia o discrepancia existente entre padres e hijos en relación a los parámetros elegidos para evaluar el control de la enfermedad.

- Como parte del análisis, se independizaron las respuestas de los padres de las de sus hijos para evaluar cómo éstos veían el control del ASMA en los menores. Como conclusión se evidenció que la percepción de los padres era más optimista ante la enfermedad dado que consideraban que los niños estaban mejor de lo que los propios pacientes consideraban, subestimando lo mal que se sienten los niños.

- Los niños que completaron la prueba estando en tratamiento en la Unidad de Medicina Respiratoria, tuvieron mejor resultado en el ACTP que aquellos que consultaban por primera vez.

De acuerdo a los lineamientos de las Guía GINA (Estrategia global para el Manejo y la Prevención del asma) 2006, el objetivo del manejo del asma es lograr el control total de la enfermedad. El poder contar con herramientas fiables y validadas para evaluar el control en la práctica clínica es sumamente importante para evaluar el estado de la misma. La Prueba de Control del Asma Infantil permite, a través de las respuestas de padres e hijos determinar el nivel de control de la enfermedad, y evaluar la frecuencia de los síntomas y su impacto en la calidad de vida.

Control total implica:

- No presentar o tener mínimos síntomas diarios.
- No ver limitadas las actividades.
- No manifestar síntomas nocturnos.
- No necesitar, o sólo necesitar mínimamente de medicación de rescate.
- Tener función Pulmonar normal.
- No presentar exacerbaciones.


Dado que el asma bronquial es una enfermedad que no se cura, al igual que la diabetes o la hipertensión, el objetivo es el control de la enfermedad. El asma debe ser controlada para mejorar la calidad de vida del paciente tendiendo a equipararla a la de cualquier persona sana.

El asma es un trastorno inflamatorio crónico de las vías aéreas, cuyos síntomas principales son sibilancias, falta de aire, opresión en el pecho y tos, especialmente por la noche y/o por la mañana a poco de despertar. Estos síntomas se asocian habitualmente con limitación del flujo de aire, extensa pero variable, que es reversible, por lo menos en parte, ya sea espontáneamente o con tratamiento.

La consecuencia de los síntomas de esta enfermedad se traduce en pérdida de días de trabajo, de escuela, en la limitación física y social a las cuales el paciente se ve sometido la mayoría de las veces. A su vez, genera un importante gasto médico y, en los casos del asma no controlada, el costo se incrementa aún más por las internaciones y consultas de emergencia.

Los factores desencadenantes más comunes que motivan la aparición de los síntomas son las infecciones virales, la inhalación de alergenos, el humo de tabaco, ciertos contaminantes del aire y gases, e inclusive los cambios climáticos pueden ocasionarlos. El ejercicio e hiperventilación, así como algunos alimentos, aditivos y ciertas drogas, pueden a su vez desencadenar los síntomas.

El control del asma requiere un enfoque combinado: es preciso educar a los pacientes para que manejen su enfermedad, y es indispensable seleccionar los medicamentos adecuados. Un paciente que pueda identificar y evitar los factores de riesgo, que tenga un buen manejo de sus crisis asmáticas y que siga el tratamiento según las indicaciones del profesional, podrá lograr un adecuado control de su enfermedad.

A largo plazo, los síntomas crónicos serán mínimos o nulos, no será necesaria ninguna visita de emergencia u hospitalización, y no habrá limitación en las actividades que realiza el paciente, incluido el ejercicio físico.

El tratamiento principal y fundamental para esta enfermedad lo constituyen los medicamentos de control a largo plazo, entre los que se encuentran los corticoesteroides inhalados, los modificadores de leucotrienos, los agonistas-beta de larga duración, la teofilina y el cromoglicato de sodio, y el nedocromil.