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Los riesgos de la interrupción temprana de tratamientos
29 de agosto de 2008
El aumento de la resistencia bacteriana a los medicamentos se ve favorecido negativamente por la automedicación y el "uso indiscriminado de antibióticos", por
un lado, pero también por la interrupción temprana de los tratamientos, según advirtieron especialistas locales.

Ese problema, de acuerdo con lo señalado por los expertos, es uno de los más importantes a los que se enfrenta la medicina en la actualidad, ya que con el paso del tiempo "las bacterias han aprendido a defenderse de los antibióticos, y se hace necesario el uso de drogas cada vez más fuertes o específicas para
contrarrestarlas".

En ese sentido, Enrique Mansilla, profesor adjunto de Otorrinolaringología (ORL) de la UBA y jefe del Sector de ORL Infantil del Hospital de Clínicas, hizo hincapié en la necesidad de completar el tratamiento indicado por los especialistas. "En cuanto mejora el cuadro, los pacientes tienden a abandonar la terapia. Para evitar esto, una de las consignas es buscar alternativas más ‘amigables’, fáciles de seguir. Además, debemos dar antibióticos con una frecuencia acorde a la vida de cada familia. Ya casi no se usan cada seis horas, sino que se busca administrarlo en dosis cada 12 ó 24 horas", aseveró.

Al respecto, desde abril pasado, el laboratorio Bagó lanzó al mercado la amoxicilina, uno de los antibióticos más utilizados, en forma de tabletas que se mastican y se tragan sin necesidad de agua. Este desarrollo fue obtenido por la compañía en su Planta de Penicilínicos de La Rioja, y ahora, según se indicó, está disponible también la formulación Dúo, para uso adulto cada 12 horas.

La especialista Teresa Zitto, profesora asociada de Infectología de la Universidad Favaloro, explicó que "la ventaja de la presentación en comprimidos masticables, fundamentalmente radica en que favorece la adherencia al tratamiento por la fácil
deglución del antibiótico".

"No requiere ser tomado con agua, no deja sabor residual, no produce caries dado que es libre de azúcar y se ingiere como si fuera un caramelo", añadió. Para la especialista, "al indicar el antibiótico se espera una respuesta adecuada a los 2 ó 3 días, pero se debe completar el tratamiento para asegurarse la erradicación microbiana. No obstante, a veces los pacientes discontinúan el antibiótico, ya
sea por intolerancia digestiva, por olvido, porque las medicaciones son complejas (varias veces al día) o porque son demasiado caras".

"Si se suspende o se modifican las dosis de los antibióticos puede ocurrir fracaso terapéutico, y además se favorece la aparición de microorganismos (cepas) resistentes a los antibióticos", agregó.

De acuerdo con lo señalado, no sólo se benefician de los comprimidos masticables quienes padecen trastornos en la deglución -como es el caso de numerosos niños y personas de la tercera edad-, sino que también es apropiada para personas que deben tomar su medicación y no disponen de un vaso de agua a mano.

También se destacó que en los Estados Unidos existía una amoxicilina masticable desde 1999, pero el desarrollo local logró prescindir del azúcar, de la lactosa y del aspartamo, gracias a lo cual no produce caries, y "puede ser utilizado tanto por
diabéticos como por fenilcetonúricos (personas que no pueden degradar la fenilalanina)".

La amoxicilina es un antibiótico derivado de la penicilina que se comercializa desde 1970, y se utiliza en el tratamiento de varios tipos de infecciones, entre las que se incluyen sinusitis, otitis media aguda (que afecta a 9 de cada 10 niños antes de los
primeros 3 años de vida), bronquitis, neumonía, infecciones de piel y partes blandas y de los riñones, entre otras. Tiene un amplio espectro de actividad que incluye a bacterias gram positivas, gram negativas y Helicobacter pylori (involucrado en las úlceras gástricas).