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Falta de vitamina D y la esclerosis múltiple
1 de mayo de 2009
¿Por qué regiones como las que ocupan Canadá, el norte de los Estados Unidos y los países escandinavos tienen mayores tasas de esclerosis múltiple?

La respuesta a esa pregunta ha dado el puntapié inicial para explorar nuevos tratamientos para esa enfermedad, que se caracteriza por la destrucción progresiva de la mielina, la sustancia que recubre los nervios. Pero ¿por qué?

"Se ha observado que los sitios en los que hay una menor incidencia de luz solar presentan una mayor incidencia de la enfermedad; esto podría deberse a que las personas que habitan esos sitios tienen niveles menores de vitamina D [que es producida por la piel al exponerse a la luz solar]", dijo el doctor Jorge Correale, jefe de neuroinmunología de Fleni, que publicó en la revista Brain un estudio que explica por qué la deficiencia de vitamina D se asocia con un mayor riesgo de esclerosis múltiple.

"Esto abre la posibilidad de utilizar la vitamina D como una herramienta de tratamiento", agregó Correale, y aclaró que aún resta determinar cuál será la dosis adecuada en la que la suplementación sea beneficiosa pero no produzca efectos secundarios no deseados.

Correale comparó los niveles de vitamina D de pacientes con esclerosis múltiple -tanto en aquellos en que la enfermedad se manifiesta a través de brotes y exacerbaciones como en los que la afección progresa lentamente- con los de personas sanas.

"En los pacientes con la forma progresiva no hallamos diferencias con las personas sanas, lo que sugiere que en ellos es más importante el proceso neurodegenerativo que el inflamatorio, que es el que se asocia con la falta de vitamina D", explicó el investigador.

En los pacientes que experimentan brotes, los niveles de vitamina D fueron significativamente menores que los de las personas sanas, algo que ya había sido observado en otros estudios.

"Pero también observamos que en estos pacientes hay diferencias en los niveles de vitamina D: éstos son aún menores durante los momentos de exacerbación de la enfermedad que durante las remisiones", agregó.

Correale fue un paso más allá y estudió la relación de distintos elementos del sistema inmunológico para determinar cómo la deficiencia de vitamina D se asocia con los fenómenos inflamatorios característicos de la esclerosis múltiple.

"Hallamos que la vitamina D inhibe el crecimiento de células capaces de destruir la mielina [que recubre los nervios], bloquea la liberación de sustancias (citoquinas) proinflamatorias e incrementa el número de células reguladoras, que bloquean la acción tóxica de las células destructoras de mielina", enumeró Correale.

Todos estos efectos protectores del sistema nervioso desaparecen ante la deficiencia de vitamina D.

Lo que resta, concluyó Correale, es determinar cuál es la dosis de vitamina D efectiva y segura.