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ASMA, una enfermedad aún mal diagnosticada
5 de mayo de 2009
Un reporte internacional de The Global Initiative for Asthma (GINA) estima que hay unas 300 millones de personas con asma en todo el planeta y su prevalencia sigue en aumento. Se calcula que para el 2025 el número de afectados llegará a 400 millones.

El Asma es una enfermedad que tiene un comportamiento impredecible ya que sus síntomas pueden ser leves o incluso inexistentes, pero en cualquier momento pueden presentarse y ser graves. En el asma la inflamación subyacente de las vías aéreas siempre existe, lo importante es un diagnóstico adecuado para iniciar un tratamiento efectivo que permita lograr el control total del asma y así mejorar la calidad de vida de los pacientes.

El Dr. Daniel Colodenco, Presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria sostiene que “el asma es aún una enfermedad diagnosticada inadecuadamente. Muchos pacientes reciben diagnósticos erróneos como ‘bronquitis alérgica’ o ‘broncoespasmo’. En varios casos, llegan a nuestros consultorios sin saber que son asmáticos y conviviendo con esos síntomas durante años. El diagnóstico erróneo conduce, indefectiblemente, a un tratamiento insuficiente o inadecuado”.

En la actualidad existen numerosos tratamientos y opciones efectivas. Los datos actuales demuestran que la mayoría de los pacientes asmáticos no tienen control sobre su afección y asumen con normalidad vivir con síntomas constantes de la enfermedad. Desconocen que con una evaluación periódica y el tratamiento adecuado, es posible lograr un buen control del asma de forma sostenida, lo que significa que podrán disfrutar de una vida normal.

Por su parte, Ledit Ardusso, Presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica indica que “para un correcto diagnóstico de asma, es esencial evaluar cuan afectado está el pulmón. Eso se realiza con un examen muy simple llamado espirometría y que consiste en soplar por una boquilla para registrar el paso del aire por los pulmones. La espirometría es tan importante en el diagnóstico y tratamiento del asma como lo es el tomarle la presión a un paciente con hipertensión. El estudio AIRLA (Asma en Latinoamérica) demostró que en Argentina, el 32% de los asmáticos nunca había realizado dicho examen."

Identificación de niveles de control de Asma
El uso de medicación de rescate es un indicador del nivel de control del asma. Las guías internacionales establecen que el uso de medicación de rescate más de dos veces por semana es resultado de un mal control del asma. También recomiendan el uso del Asthma Control TestTM como test de rutina para conocer el nivel de control de asma que tiene un paciente.

Para el Dr. Colodenco, “el objetivo del tratamiento debe ser el control total o, en su defecto, el mejor control posible. Ello implica supresión de los síntomas y la mejor función respiratoria posible. Pero, también implica reducción del riesgo de exacerbaciones, internaciones, efectos secundarios y mortalidad. El punto de partida debe ser optimista e involucrar al paciente en las metas a alcanzar”.

La enfermedad no controlada provoca una reducción en la calidad de vida de los pacientes debido a que sus síntomas afectan la calidad del sueño, limitan las actividades normales, condicionan las actividades deportivas, perturban la vida laboral o escolar y la vida cotidiana, causan afecciones psicológicas tanto en el paciente, como en su familia, e incluso pueden conducir a frecuentes hospitalizaciones.

El asma en números:
A pesar de los avances en el control del asma, esta enfermedad aún tiene un peso importante para los pacientes y los sistemas de salud:
• Aproximadamente la mitad de los pacientes asmáticos sufren despertares nocturnos una vez por semana debido a los síntomas de su enfermedad
• El 70% experimenta dificultades para respirar de 3 a 6 veces durante la semana
• Más de 12,000 asmáticos consultan en hospitales públicos diariamente en Europa

El asma es un trastorno inflamatorio crónico de las vías aéreas, cuyos síntomas principales son sibilancias (silbidos en el pecho), falta de aire, opresión en el pecho y tos, especialmente por la noche y/o por la mañana poco después de despertar. Estos síntomas se asocian habitualmente con limitación del flujo de aire, extensa pero variable, que es reversible, por lo menos en parte, ya sea espontáneamente o con tratamiento.

Los factores desencadenantes más comunes que motivan la aparición de los síntomas son las infecciones virales, la inhalación de alergenos, el humo de tabaco, ciertos contaminantes del aire y gases, e inclusive los cambios climáticos pueden ocasionarlos. El ejercicio e hiperventilación, así como algunos alimentos, aditivos y ciertas drogas, pueden a su vez desencadenar los síntomas.