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Más de $ 4 millones para las Misiones Jesuíticas
15 de enero de 2008
A mediados de 2004 se iniciaron los trabajos de puesta en valor y conservación del conjunto jesuítico, y este año seguirán efectuándose. Desde el comienzo y hasta ahora, el desembolso con aportes del gobierno provincial y privados ha sido continuo.

Una ardua tarea de reconstrucción, mejoras, puesta en valor y conservación es la que se viene realizando en el conjunto jesuítico compuesto por las Misiones de Santa Ana, Santa María, Loreto, Concepción de la Sierra y San Ignacio.

Según el sitio "Misionesonline.net", desde mediados de 2004 y hasta ahora se llevan invertidos más de cuatro millones de pesos en obras, que se realizaron con aportes del gobierno provincial y capitales privados. Se han realizado obras de puesta en valor y conservación en todo el monumento, son trabajos de consolidación estructural en estructuras de viviendas, capillas, apuntalamientos, puntuales, recuperación de pisos cerámicos originales, y demás.

El proyecto contó con la financiación del World Monuments Fund a través del Programa World Monuments Fund Robert Wilson Challenge to Conserve Our Heritage y el Gobierno de Misiones.

Se contó con la colaboración de la Fundación Bunge y Born, Acindar y Fundación Acindar. Las tareas de restauración en campo fueron dirigidas por la arquitecta Gisela Korth. Los relevamientos estuvieron a cargo de la arquitecta Carola Herr. La coordinación general del proyecto fue realizada por el arquitecto Marcelo Magadán.

La supervisión de obra fue del arquitecto José Luis Pozzobón, director del programa Misiones Jesuíticas del Gobierno y delegado de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos de la República Argentina en Misiones.

Las obras:

El portal fachada fue una de las obras más relevantes que se realizó el año pasado. Al respecto, el coordinador general del programa Misiones Jesuíticas, Sergio Dobrusin, hizo referencia a las obras en San Ignacio por las cuales se realizó un desembolso aproximado de 350 mil pesos, al respecto dijo que "el trabajo de portal fachada de la iglesia es muy importante porque intenta recuperar la imagen tan emblemática de las Misiones, esta es la imagen que aparece en las postales y la que identifica a las Misiones. El trabajo que se efectuó allí es de consolidación estructural y limpieza exhaustiva y permite apreciar esta fachada en todo su esplendor, con un trabajo minucioso de bajo relieve siendo este el mejor exponente del barroco jesuítico guaraní. Cabe destacar que esta es la primera intervención que se realizó en el lugar desde 1940".

Además se realizaron intervenciones en el portal lateral de la iglesia y en la fachada, en conjunto con World Monuments Fund. Estas fueron intervenciones de alta complejidad dada las características de estos sectores, de gran exposición pública y gran riqueza artística. En el lugar se ha logrado una evidente consolidación estructural, se eliminaron los microorganismos y elementos parásitos, significando esto un horizonte de óptima conservación que permite garantizar la calidad y espectacularidad de estos sectores. Por ora parte, se efectuó la sala jesuítico guaraní de la Casa de la Cultura de Concepción de la Sierra.

En referencia al tema, José Luis Pozzobon, hizo referencia a los trabajos realizados en Concepción de la Sierra y dijo en diálogo con Misiones On Line que "el trabajo en conjunto con el municipio, consistió en la adecuación de una las salas de esa casona para albergar esta muestra compuesta por las piezas que estaban diseminadas por el pueblo. Trasladamos las piezas a ese lugar y les hicimos un tratamiento de limpieza, recuperación y puesta en valor. Porque consideramos que son piezas de alto valor histórico. Ahora se exhiben allí con paneles explicativos y nos demandó unos 35 mil pesos de inversión".

Entre otras obras, también se pueden nombrar a la nueva propuesta del Centro de Interpretación de San Ignacio Miní, la recuperación del portal lateral de la iglesia de San Ignacio Miní, la recuperación de los pisos originales de San Ignacio Miní, la puesta en valor de la capilla de San Ignacio Miní, las estructuras varias intervenidas en San Ignacio Miní y el muro lateral derecho de la iglesia de la localidad de Santa Ana.

Portal fachada:

La restauración de una ruina de tal valor se encara exactamente como la de un edificio romano o medieval. Todo se hace con una precisión clínica y, siempre que sea posible y conveniente, con los mismos materiales y técnicas que el original.

Al restaurar el portal lateral, los especialistas terminaron en el bosque, hacha en mano, con un carpintero local que reconoció la madera del dintel perdido y los ayudó a buscar un árbol similar, hoy más raro que hace cuatro siglos. Fue exactamente lo que hicieron los jesuitas, guiados por algún guaraní local que sabía de maderas duras.

Uno de los problemas en el prtal era el exceso de vida: los muros, sucios y húmedos, eran hogar de vastas poblaciones de microorganismos, líquenes y musgos, y de una fronda de plantas de todo calibre. Siglos de lluvias sin un techo que las frenara y canalizara habían lavado los morteros.

No asombra que lo primero que se hizo fuera una limpieza generalizada de la portada, una que removiera lo riesgoso pero no la pátina del tiempo, en particular en la cara interior del muro.

Lo primero fue retirar la vegetación: los yuyos pequeños y blandos fueron retirados a mano, con espátulas de madera. Los árboles y arbustos leñosos fueron cortados y luego envenenados con inyecciones de herbicida. Para limpiar las piedras y los morteros que quedaban se realizaron 39 experimentos de técnicas secas y húmedas, tal el cuidado con las ruinas. Ya se tenía la experiencia de la intervención en el muro lateral, pero se prefirió pasarse de cautos.

La conclusión fue que se lavarían los muros con un bactericida disuelto en agua, seguido de una limpieza con cepillos de pelo plástico de durezas variables. Lo que quedó después de este tratamiento -como ciertos musgos- fue eliminado usando con paciencia compresas de celulosa empapadas con el bactericida. Luego se empezó la consolidación material de los muros. Donde quedaban revoques y estucos se los reforzó con agua de cal.