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28 de marzo de 2024
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Por Carlos Nasif
El atroz encanto de ser productor agropecuario
7 de septiembre de 2007
Parafraseando al escritor Marcos Aguinis, quien puso a sus últimas obras el controversial título “El atroz encanto de ser argentino”, y además escribió dos libros bajo ese concepto, en los últimos tres grandes congresos del campo quedó en evidencia que ser productor agropecuario tiene mucho encanto, pero también demasiadas adversidades.

Aguinis fue uno de los tantos oradores no vinculados con el campo que disertó para un público rural en las últimas semanas. Lo hizo en el congreso de Confederaciones Rurales Argentinas, en Córdoba. En la misma provincia, tan problemática hoy en día por las elecciones a gobernador, los integrantes de los grupos CREA analizaron el futuro de la empresa agropecuaria. Y no hace más de un mes que los tecnológicos de Aapresid se reunieron en Rosario para ver cómo producir mejor.

Todos saben en el país cuál es hoy el encanto de ser productor agrícola. Los precios de los granos está en niveles históricos por varios motivos, ya conocidos, y las perspectivas es que sigan así por un buen tiempo, lo que le da al sector una de las pocas previsibilidades que tiene hoy.

Las contrariedades naturales que afronta el campo es el clima. Se habló en Aacrea de ello y el especialista internacional Osvaldo Canziani destacó que una forma de atenuar el impacto del cambio climático es con información precisa. Si bien se ha avanzado mucho con las imágenes satelitales y el uso de tecnología de punta, las redes de observación no cuentan con todas herramientas disponibles para acumular información. Un solo dato que ofreció Canziani llamó la atención en los últimos 60 años se redujo el número de puestos pluviométricos de 4000 a 1000.

Esa misma tecnología de punta es la que necesita el campo para producir más en menos terreno. Le necesidad de optimizar la renta en condiciones adversas, por efecto del clima, intervención del gobierno o aumentos de costos de insumos, sin descuidar la sustentabilidad. Esta fue una de las síntesis de las reuniones de los integrantes de Aapresid, que con la siembra directa le han dado vuelco a la agricultura argentina en los últimos 30 años.

Se habla con mayor intensidad de la palabra intersiembra. Es decir en un mismo lote implantar dos cultivos al mismo tiempo, como forma de aprovechar mejor la tierra. También de hacerlo por ambientes, esto es trabajar cada lote de terreno según sus necesidades, pero esto requiere de mucha tecnología y también se debate a forma de ajustar la fechas de siembra y cosecha al punto que optimizar los rendimientos.

La Argentina quiere acercarse a las 100 millones de toneladas esta campaña, aunque parece difícil por las condiciones climáticas y de previsibilidad del negocio. Pero la agricultura está acostumbrando a sorprender y aunque sean en menos manos las hectáreas productivas es probable llegar a esa cifra.

Hay muchos otros productores, ganaderos; frutícolas, especialmente de Río Negro; arroceros que viven la peor parte de trabajar la tierra, que tratan de sostenerse tenazmente, aunque no todos están pudiendo sobrevivir y están muy distantes de la experiencia de la agricultura.

El atroz encanto de ser productor agropecuario es una realidad, palpable. A algunos les va bien, a otros no tanto, pero en todos coinciden un denominador común: la rentabilidad está por debajo de los niveles que potencialmente puede dar hoy el sector.