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Por José Calero
El país que no miramos
27 de mayo de 2009
El Gobierno está enojado porque considera que la economía argentina sigue creciendo, pero que ni los medios ni los inversores lo tienen en cuenta y tergiversan la realidad, hablando de una recesión que, según la presidenta Cristina Kirchner, "no existe, ni existirá".

Esa suerte de "El país que no miramos", aquella joya del documental televisivo creada por el ya fallecido Iván Grondona, es lo que lleva al gobierno argentino al reproche permanente por la forma en que se difunden casi todos los datos en el país.

La Casa Rosada ya no parece conformarse con haber intervenido el INDEC y poner en tela de juicio toda la estadística oficial de la Argentina para el mundo empresario y también para los organismos internacionales y el mundo de las finanzas.

Ahora también cuestiona la supuesta interpretación que hacen los medios y los analistas sobre las propias cifras oficiales, ya de por sí en tela de juicio.

Pasó hace unos días cuando al secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, se le ocurrió admitir que el superávit fiscal había crecido casi "60 y pico por ciento en abril".

Los periodistas que lo escuchaban tomaron nota y luego hicieron cálculos: en realidad había bajado 69,7 por ciento -y siendo benévolos sin contabilizar el pago de deuda, porque sino arrojó déficit- y el pobre Pezoa no pudo hacer nada por ocultarlo.

Esto le valió al día siguiente una dura reprimenda de la Presidenta, que explicó en tono didáctico que había menos ahorro fiscal porque aumentaron las transferencias a las provincias, lo cual era cierto también, pero no disimulaba que el superávit había
bajado, como bien reflejaron los medios.

"Estuvo mal explicado", razonó la jefa de Estado, mascullando bronca contra los medios y contra el propio Pezoa.

Para defensa del secretario de Hacienda habrá que decir que Pezoa destacó ante los medios que las transferencias a provincias habían aumentado, y en todos los diarios salieron esas declaraciones, lo cual no quita que, otra vez, el superávit se haya reducido casi 70 por ciento en abril.

Para explicarlo de otra manera: los medios hacen periodismo y tratan de informar en la forma más acertada posible sobre los hechos, y los gobernantes tienen la función de administrar la confianza que el pueblo depositó en ellos. Cada uno en su rol.

Pero desde la Casa Rosada el tema parece no leerse así, y detrás de cada dato económico negativo parecen encontrarse conspiraciones.

Esa ingratitud, razonan en la Casa Rosada, sería funcional a intereses políticos y económicos que esperan un fracaso del modelo en curso.

Esta divergencia entre el país relatado por los especialistas y el que se hilvana desde el Gobierno, parece condenado a profundizarse a medida que se acerquen las elecciones del 28 de junio próximo.

Que la desocupación haya subido del 7,1 al 8,4 por ciento en el primer trimestre del año con relación a la anterior medición, y que en el primer cuatrimestre la producción industrial acumule una baja del 1,8 por ciento, son datos informados por el propio INDEC.

Informar que Aerolíneas Argentinas pierde 4 millones de pesos por mes es otro hecho cuestionado desde el Estado, que en realidad debería preocuparse cada vez más para que la estatizada línea de bandera gane en eficiencia y pierda menos plata, aunque sea
atendible el argumento oficial de que la empresa es clave para la conectividad del país.

Según la presidenta argentina, los medios ocultaron que el 2008 fue "el mejor año de la Argentina", un dato rebatido por la mayoría de los especialistas en economía, quienes coinciden en que la Argentina ingresó en un proceso recesivo en el tercer trimestre de ese mismo año.

También es un dato preciso y transparente, informado por el propio Banco Central, que desde octubre de 2007 la fuga de capitales ascendió a 37.000 millones de dólares.

Es un dato objetivo y revela que la desconfianza sobre la economía y la política argentina persisten, más allá de que a alguien se le ocurra que sería buena idea volver a editar el "diario de Yrigoyen".