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Libia: saqueos en medio de los reclamos de democracia
Los medios del régimen de Khadafi fueron atacados por los manifestantes que exigen el fin de la corrupción. El hijo del dictador amenazó con una guerra civil
21 de febrero de 2011
Libia vive por estas horas una revuelta sin precedentes. Una televisión y una radio públicas fueron saqueadas por manifestantes en Trípoli, la capital de Libia, que se halla al borde de una guerra civil, según el hijo del máximo líder del país Muamar Khadafi, tras seis días de choques que dejaron al menos 233 muertos.

"Un local que albergaba a la televisión Al Jamahiriya 2 y la radio Al Shababia fue saqueado" el domingo por la noche, indicó este lunes a AFP un testigo que pidió el anonimato. La programación de esos medios se había visto interrumpida el domingo por la noche, pero se reanudó el lunes.

Otros testigos dieron parte del incendio de comisarías, de locales de comités revolucionarios (adeptos del poder) y de un local de reuniones oficiales en el centro de la ciudad, donde se oyeron intensos tiroteos.

"Libia está en una encrucijada. O nos ponemos de acuerdo hoy sobre reformas, o no lloraremos sólo 84 muertos, sino miles, y habrá ríos de sangre en todo", declaró la madrugada del lunes Seef al Islam en un discurso televisado, en el que estimó que el país está al borde de la "guerra civil".

Según la ONG Human Rights Watch (HRW, con sede en Nueva York), afirmo por su lado que el número de muertos se eleva a 233.

Tan sólo en Benghazi, segunda ciudad del país (a 1.100 km al este de Trípoli), centro de la sublevación, 60 personas murieron el domingo, afirmó HRW.

Seif Al Islam, que dirigió durante cierto tiempo una corriente reformista del régimen, reconoció que varias ciudades, entre ellas Benghazi y Al Baida (este), son escenarios de violentos combates y que los manifestantes se apoderaron de armas militares.

"Ahora todo el pueblo libio está armado. Me dirijo a vosotros por última vez antes de recurrir a las armas", dijo, estimando que Libia no es "Túnez ni Egipto", en referencia a las revoluciones que en esos dos países provocaron la caída de otros longevos regímenes.

"En este momento los tanques se desplazan en Benghazi conducidos por civiles. En Al Baida la gente tiene fusiles y numerosos depósitos de municiones fueron saqueados. Tenemos armas, el Ejército tiene armas, las fuerzas que quieren destruir a Libia tienen armas", lanzó.Según el hijo de Khadafi, los enfrentamientos son provocados por elementos libios y extranjeros que tiene por objetivo destruir la unidad del país e instaurar una república islámica.

El coronel Khadafi, en el poder desde hace 42 años, no hizo ninguna declaración pública desde el inicio de la sublevación.

Seif Al Islam prometió reformas y anunció que el Congreso General de Pueblo (Parlamento) se reuniría próximamente para adoptar un nuevo código penal y nuevas leyes que den "perspectivas de libertad" a la prensa y a la sociedad civil. Anunció asimismo el inicio de un diálogo sobre la Constitución.

Evocó varias veces la cifra de 84 muertos y afirmó que las cifras dadas por "los medios de información extranjeros" son "muy exageradas". "Nuestra moral está en lo más alto y el líder Muamar Khadafi, aquí en Trípoli, dirige la batalla, y lo apoyamos así como a nuestras fuerzas armadas", aseguró.

Al menos tres diplomáticos libios acreditados en el extranjero dimitieron para expresar su oposición a la feroz represión: se trata del embajador de Libia en India, Alí al Isawi, de un diplomático acreditado en China, Husein Sadiq al Musrati, y del representante de Trípoli ante la Liga Arabe, Abdel Moneim al Honi.

La situación en Libia, un país petrolero, acrecentó los temores sobre el abastecimiento de energético, y el barril de crudo se negociaba este lunes a 105 dólares, un máximo desde septiembre de 2008.

Varios países occidentales se preparaban para evacuar a sus ciudadanos de Libia, al igual que empresas, como el gigante petrolero BP. El domingo, Turquía repatrió ya a más de 500 de sus ciudadanos, algunos de los cuales declararon que fueron víctimas de actos de violencia en Benghazi.

Cerca de Trípoli, unos 500 libios invadieron y saquearon el lunes una obra en construcción surcoreana, hiriendo a varios obreros surcoreanos y bangladeshíes, informó en Seúl el Ministerio de Relaciones Exteriores, que no pudo precisar si ese ataque estaba relacionado con las manifestaciones.