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Por Nino Fernández
Preocupa a pymes la presión sobre salarios
12 de septiembre de 2005
La comunidad PYME está preocupada. Cada vez son más los empresarios que se quejan de que han estado dando aumentos de sueldos por encima del incremento de la productividad y que la presión continúa.

De esta forma, advierten, enfrentan el riesgo de que los números no cierren, no puedan hacer inversiones o tomar personal y que se vean obligados a aumentar los precios de sus productos o servicios.

El tema es complejo y presenta connotaciones curiosas, producto de los cambios en el mercado de trabajo en los últimos años.

J.B. son las iniciales de un empresario metalúrgico que asegura que “de acuerdo al convenio, un aprendiz de 14 años debería ganar 3,20 pesos por hora, pero por la crisis en el mercado laboral y en la formación técnica, el aprendiz hoy tiene más de 25 años y seguramente una familia y gastos, que se traducen en una presión extra sobre los salarios”.

Esta situación, explica, impacta en los números del sector porque “el aumento de la productividad desde el 2002 se ubica por debajo del 90 % y el salario promedio hasta mayo pasado se había incrementado 148,7 %”.

Comentarios de ese tenor se escuchan todos los días en boca de empresarios Pymes, aún entre los que admiten que es necesario recomponer el ingreso de los trabajadores.

Un estudio de la consultora Abeceb.com (ver informe en este portal) afirma que “las remuneraciones en los sectores productores de bienes, más allá de haber aumentado en términos nominales, lo hicieron menos que el incremento en los precios al consumidor de los productos, por lo que el salario real aún está un 15 % por debajo de 2001”.

El trabajo destaca a su vez que en el sector servicios los salarios promedio se incrementaron más que los precios de los bienes que producen. Sin embargo el “productor de servicios tiene un salario real un 12 % inferior al de diciembre de 2001” , dice el informe.

No son pocos los economistas que en voz baja afirman que muchas empresas están ganando bien y que en este contexto, la resistencia que muestran a aumentar los sueldos es uno de los factores que explica la ausencia de efecto derrame en una economía que crece en forma sostenida.

Vuelta de tuerca

“Está vigente una matriz distributiva que ha producido la desigualdad económica y social más grande de la historia argentina, producto de la notable transferencia de ingresos desde las Pymes y los trabajadores, hacia los sectores más concentrados de la economía, durante los últimos 15 años”, dice Francisco dos Reis, presidente de APYME (Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios), entidad que básicamente reúne a empresas orientadas al mercado interno.

Sin embargo, no se puede desconocer que en la actualidad se asiste a una vuelta de tuerca en la puja distributiva, que en cierta forma está en línea con una economía que ha dejado atrás la peor noche de su historia, pero que aún debe restañar algunas de las heridas que dejaron aquellos tiempos impiadosos.

Más allá de recordar que hablar de aumentos de sueldos es mejor que hablar de corralito o default, es preciso tener en cuenta también la vasta y heterogénea realidad económica empresaria, así como el complejo, por no decir anárquico, mapa del salario en la Argentina de post crisis.

Según una fuente del Ministerio de Trabajo, que pidió no ser identificada, la situación de “la distribución del ingreso, al igual que la del empleo, tiende a una lenta pero sostenida normalización”.

El funcionario aseguró que al cabo del primer semestre del año, más de un millón y medio de trabajadores habrían entrado en alguna forma de negociación colectiva, una cifra que supera la cobertura de negociación de todo el año pasado y que equivale a casi el 40% de los asalariados del sector privado no agrícola.

En la cartera laboral se advierte además una tendencia a privilegiar la negociación por empresa: en lo que va del 2005 el 62% de las negociaciones homologadas se hizo por empresa y el 38% restante por actividad, dijo la fuente.

Otro dato a tener en cuenta es que el 84% de las negociaciones homologadas durante este año, estipuló aumentos salariales, destacándose la negociación en el sector Comercio que pactó incrementos para unos 600.000 trabajadores.

Productividad y salarios

Desde el Gobierno, se insiste con la receta de ‘preservar la estabilidad de costos y de precios’, lo cual también alude a los salarios, al fin y al cabo uno de los precios más importantes de la economía.

El ministro Roberto Lavagna, suele referirse a la necesidad de que los incrementos salariales sigan la lógica de la productividad y no se reajusten de acuerdo a la evolución del costo de vida.

Pero aun admitiendo que la posición ministerial contiene una buena cuota de sensatez, en la práctica se revela insuficiente para terminar la discusión por la distribución del ingreso.

Según un trabajo reciente elaborado entre FETIA (Federación de Trabajadores de la Industria) y de FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), hace falta un incremento del 46,4% en el salario real para alcanzar la relación entre salarios y productividad del año 1991.

Este dato, sumado a la información que brinda el estudio de Abeceb.com, deja en evidencia que a pesar de los esfuerzos y del desgaste acumulado por las partes, siguen existiendo condiciones a favor de la presión sobre los salarios. Una situación que conlleva riesgos no siempre previstos, como la posibilidad de que la competencia que pague mejor, se lleve los mejores recursos humanos, muchas veces capacitados en la empresa. Pero también podría ser que los empresarios, que cumplieron con los aumentos decretados por el Gobierno, prefieran ahora destinar parte de la rentabilidad a objetivos postergados en los últimos años.

“Las Pymes industriales, que no arrastran endeudamiento, están en mejores condiciones de dar aumentos de salarios, pero muchas veces enfrentan un fenómeno paralelo: dado que recuperaron los niveles de actividad tienen la necesidad de invertir en sus plantas y como tratan de evitar el financiamiento bancario, prefieren inyectar el dinero en inversiones que permitan ampliar la producción en lugar de dar aumentos de salarios más importantes” , afirma Dos Reis.