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27 de abril de 2024
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Por Nino Fernández
El control de precios mete una cuña en las pymes
3 de diciembre de 2006
El control de precios impuesto por el gobierno, como eje de la lucha contra la inflación, no afecta a todos los sectores por igual y en consecuencia el abanico Pyme aparece un poco más dividido que de costumbre.

Algunos lo rechazan a rajatabla por entender que recorta la rentabilidad empresaria y con ello las posibilidades de invertir, otros lo defienden por considerar que la inflación es una amenaza al histórico momento de expansión económica y de alguna forma hay que frenarla y para un tercer grupo es poco menos que un tema tabú, del cual no conviene hablar.

Sobrevolando esta situación aparecen los análisis y pronósticos de los economistas. Y aquí la cosecha también es variada: desde los que los defienden, pasando por los que se preguntan sobre sus costos y cómo salir del laberinto, hasta los que hablan de bomba de tiempo, desabastecimiento y posterior mercado negro.

En el fondo, como dice uno de los especialistas, se trata de un engranaje distributivo, por ende afecta intereses y la ideología hace el resto.

En varios sectores Pyme-intensivos las diferencias se hacen cada vez más ostensibles debido a que muchas marcas no pueden trasladar a precios de venta los crecientes costos de producción o por el contrario, porque algunos eslabones de la cadena mejoran sus márgenes a expensas de otros.

Según Alberto Sellaro, presidente de la Cámara del Calzado de la Rep. Argentina, “el precio mayorista del calzado subió entre junio del 2001 e igual mes de este año un 51% y el precio de venta al público se incremento 113% en el mismo período”.

Similar situación se verificó en la industria de la indumentaria, lo que llevó a Aldo Karagosian, presidente de Fundación Pro Tejer, a hablar de “comportamiento irresponsable del canal comercial”.

Pero al parecer esta situación no está muy extendida. Una fuente del comercio minorista dijo que “son muy pocos los minoristas que han podido recomponer precios de venta al público y muchos los que arrastran un atraso importante respecto a los precios mayoristas”.

Apoyos y rechazos

Según un informe de “Abeceb.com” de septiembre pasado, entre diciembre de 2001 y agosto de este año, los precios mayoristas crecieron 182,4%, y los minoristas lo hicieron un 84,8%.

“El mantenimiento o profundización de esta diferencia puede generar mayores distorsiones y hace evidente la existencia de aumentos de precios pendientes a nivel minorista”, concluye el estudio.

Mariano Lamothe, especialista en el tema de dicha consultora, asegura que “la distorsión es innegable y en algún momento habrá que llegar a un sinceramiento. Lo ideal es que eso ocurra mientras la economía esté en expansión”.

Por lo pronto diversos funcionarios del Gobierno ya anunciaron que habrá control de precios por un año más y se descuenta que la economía volverá a crecer durante el 2007.

El titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, un mediano empresario de la industria del plástico, ya se quejó: “un año más es mucho tiempo”, dijo.

A José Bereciartua, presidente de la Cámara Empresaria de Vicente López, en cambio, los controles de precios no le preocupan en absoluto. “Con muy buen criterio el Gobierno está apuntando al factor psicológico, que es un componente clave y tiene muchos antecedentes en el país”.

Pero al acercar la lupa se encuentran diferencias importantes entre la opinión de dirigentes y empresarios.

Pablo Archanco, titular de Alimentos Sarandi, fabricante de tapas de empanadas, considera que el control de precios “es un disparate, que atenta contra la libertad de comercio y la elección de los consumidores”.

“Me obligan a aumentar los sueldos, me aumenta la materia prima, pero me prohíben ajustar mis precios en base al aumento de mis costos porque debo invertir y producir más y cuando aumento la producción me duplican el costo de la energía”, dice Archanco.

Más allá de los aumentos de sueldos, el empresario asegura que en el último trimestre debió enfrentar fuertes incrementos en harinas y margarinas y en el costo de los flexibles para packagings.

Según el último informe de coyuntura del Observatorio Pyme, entre el segundo trimestre del 2005 e igual período de este año, los costos de producción de las Pymes industriales se incrementaron en 39%, en tanto la variación promedio del principal producto de esas empresas en el mismo lapso fue del 14,8%.

Consultado sobre esta disparidad, un economista que habló en off, dijo que hoy casi no hay empresas que pierdan plata; a lo sumo están resignando una pequeña parte de lo que podían ganar.

Por su parte, Guillermo Wierzba, director del CEFID-Ar (Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina) dijo que “en muchos sectores la evolución de las cantidades producidas y vendidas produjo una dinámica positiva de las ganancias que compensó las eventuales disminuciones de márgenes. En general, los recientes balances empresarios arrojan muy buenos resultados”

¿Como la Convertibilidad?

Mientras José Bereciartua, de la Cámara Empresaria de Vicente López, que agrupa a comercios, empresas de servicios e industrias varias, dice que “las cuentas empresarias muestran que la rentabilidad se ha mantenido”, Pablo Archanco, del sector alimenticio pinta otro panorama.

“Calculamos que tuvimos una caída en la rentabilidad del 40%, que
francamente complica los planes de inversión y el cumplimiento de los compromisos tomados”, dice.

Como Archanco, muchos pequeños y medianos empresarios rechazan la idea de otro año con controles de precios. Y empiezan a preguntarse si no pasará lo mismo que con la Convertibilidad, que se adoptó para matar la inercia inflacionaria y después nadie quería ni podía sacársela de encima.

“El control de precios puede ser utilizado por períodos más cortos o más largos y la economía argentina puede convivir más tiempo con esos acuerdos. Pero conviene reparar más en los inconvenientes que podría traer la libre acción de mercados oligopolizados a la fijación de precios en una economía de rápida expansión”, dice Guillermo Wierzba.

Federico Cuomo, presidente de Unión Nacional de Jóvenes Empresarios (UNAJE), también considera que “el sistema puede durar un poco más así, pero es imprescindible hablar con franqueza, buscar el equilibrio y la conciliación y un espacio para que las Pymes puedan discutir su realidad”.