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25 de abril de 2024
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Por Nino Fernández
Las pymes y la pulseada laboral
9 de enero de 2007
Recién iniciado el 2007 ya se sabe que salarios y empleo serán puntos calientes en el derrotero empresario de los próximos meses.

Entre la danza de cifras de posibles incrementos salariales; las dificultades para conseguir gente preparada o formarla en las propias empresas y el vacío legal en materia de accidentes laborales, se encargan de articular una compleja situación en esta materia.

El tema cobra trascendencia además por una movida subyacente vinculada a la puja por el liderazgo de las Pymes ante el poder político, una contienda que flaco favor le hace a esta comunidad empresaria que desde hace tiempo sufre una anémica capacidad de lobby.

Lo cierto es que la preocupación por la cuestión laboral está presente en todo el abanico Pyme y de eso se agarran los unos y los otros para reivindicar sus pergaminos de representatividad.

Pedro Núñez, apoderado general de ADIMRA y asesor legal en materia laboral de la UIA (Unión Industrial Argentina) dice que se debe entender que las Pymes son un mundo aparte y diferente, que necesitan “cierto margen de flexibilización” ya sea para contratar personal, como para distribuir las tareas de los empleados.

“Que se entienda bien: no es una flexibilización al estilo de los 90. Nadie quiere que los trabajadores ganen menos o tengan menos protección, pero sí que las empresas tengan más facilidades para contratar gente en blanco, que las normas sean menos rígidas y que los trabajadores puedan cumplir distintas funciones”, dice Núñez.

Es que más allá del mal recuerdo que arrastra aquella expresión, impuesta en la década pasada como instrumento para mejorar la competitividad de las empresas en el marco de un modelo de apertura y tipo de cambio fijo, con sindicatos domesticados y un Gobierno pragmático y consecuente con esa línea, hoy una parte importante de la las empresas pide recetas similares. Así lo demostró una reciente presentación de la UIA en materia laboral, que recibió el apoyo de entidades intermedias, cuyos dirigentes se muestran pudorosos de encasillar esas demandas como “flexibilizadoras”.

Otro grupo importante, en tanto, entiende que las Pymes necesitan facilidades en esta materia, pero rechazan algunas de las medidas puntuales de aquel reclamo, por considerar que hoy “hay otro país”.

Es cierto. Hoy hay un tipo de cambio competitivo, un mercado interno en expansión, una deuda social sin precedentes y un poder político sensible a esta realidad.

Pero no menos cierto es que las empresas se ven ante la oportunidad y la necesidad de consolidar el crecimiento alcanzado en estos años y se encuentran con obstáculos de creciente magnitud, que podrían repercutir negativamente en el mercado laboral.

La problemática del empleo

“Está claro que la situación laboral actual condiciona la creación de empleo y no solo por los reclamos salariales de los sindicatos, sino también y principalmente por el problema de los juicios laborales, que es un costo oculto, pero muy importante. Por supuesto que eso desalienta la toma de operarios”, afirma Hugo Alvarez, gerente de la Cámara de Proveedores de la Industria del Calzado (CAIPIC).

Por su parte Antonio Hryniewicz, presidente de la Cámara de Pequeñas y Medianas Empresas de Formosa, afirma que “el estado de indefinición de las Pymes en los fueros laborales es tal que un despido de un empleado con 3 o 4 años de antigüedad puede determinar el cierre de cualquier comercio o empresa. Por eso hoy, sobre todo a nivel de las microempresas se vive una especie de empleofobia”.

Ante este panorama el dirigente formoseño propone algunas líneas de acción: restablecer el período de prueba a nuevos empleados con un régimen especial de aportes y sin indemnización por despido y reinstalar la indemnización simple por despido.

“Hoy en día es muy difícil conseguir mano de obra preparada, por lo que el empresario debe asumir la capacitación del nuevo personal, que dependiendo de cada sector y puesto a cubrir, puede exigir un adiestramiento de entre 60 y 180 días. Por eso con estas propuestas y con las garantías del caso, podrá lograrse una mayor incorporación de mano de obra”, Hryniewicz.

Desde una perspectiva más general de la problemática laboral de las Pymes hace unas semanas la UIA propuso un nuevo marco jurídico laboral para este conglomerado empresario. La propuesta incluyó: establecer un monto mínimo no imponible sobre la contribuciones patronales para las pequeñas y medianas industrias, la promoción de la polifuncionalidad de los trabajadores; la extensión de los períodos de prueba y pasantías; la representatividad de las Pymes en las negociaciones colectivas y la creación de la figura del representante comercial autónomo.

“No estamos de acuerdo por ejemplo, con los pedidos de extensión de las pasantías porque eso es trabajo encubierto en negro y ese tipo de actitudes nos separan de la sociedad. Si hay pasantías queremos que sean reguladas y no sirvan para aprovecharnos de situaciones extremas de mucha gente”, dice Marcelo Fernández, presidente de la Confederación General Económica (CGE).

La propuesta de la UIA fue criticada como un intento de volver al pasado. Sin embargo un trabajo del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU) del mes de octubre revela que el actual escenario de fuerte crecimiento del empleo industrial “implica un salto cualitativo en la dinámica del mercado de trabajo respecto a los 90, momento en el cual las subas en la productividad eran acompañadas por la destrucción neta de empleo asalariado”

De más está decir que entre los objetivos del planteo de la UIA figura el aumento de empleo formal.

La discusión salarial

La otra gran preocupación empresaria pasa por la recomposición salarial y las modalidades de negociación de los aumentos por venir, que ya tuvieron un primer capítulo a través de los medios.

Pedro Núñez le apunta a las cifras que publican los diarios. ”Desde los gremios se tiran porcentajes que no se compadecen en lo más mínimo con la política de control de precios que lleva adelante el Gobierno y eso las empresas lo tienen muy claro”.

En la UIA las primeras especulaciones hablan de que van a defender con uñas y dientes la propuesta de aumentos del 12%, porque está por encima de la inflación prevista en el Presupuesto (7,7%). Se afirma incluso que alguna cámaras empresarias, adheridas a la central industrial, piensan plantarse en un 10%, o sea bien por debajo del 13% que prevé el Poder Ejecutivo y muy lejos del 16 a 20% que manejan en la CGT.

A todo esto Marcelo Fernández reclama que “los aumentos se decidan en forma responsable, para evitar que el empresario se tiente con volver a la informalidad”.

Y agrega que las Pymes se benefician con los aumentos de sueldos, porque mejores ingresos fortalecen el mercado interno, objetivo principal de la mayor parte de estas empresas.
En cuanto al marco de las negociaciones, se espera que este año vuelva a superarse el record de 772 de convenios colectivos del año pasado y se consolide la tendencia creciente al aumento de los acuerdos por empresas.

“Los salarios se deben discutir por empresas, porque es mejor para las dos partes. En una Pyme no es difícil que el obrero sepa como le va a la empresa y cuando puede pedir y cuando no”, sostiene Hugo Alvarez, de CAIPIC

Marcelo Fernández recuerda que en noviembre pasado algunas empresas del sector textil debieron suspender trabajadores. “¿A esas empresas se les puede exigir que den aumentos de sueldos”, se pregunta el dirigente reafirmando la validez de la discusión por empresas.

Pero la implementación de esta modalidad no solo debe sortear cierta resistencia de los sindicatos. También requiere como condición fundamental que las empresas compartan con sus empleados los números del negocio. Y no es fácil encontrar empresarios dispuestos a dar esa información.