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Por Nino Fernández
Paritarias y Pymes: mucho para mejorar
25 de febrero de 2008
Pymes y trabajadores fueron los dos grandes perdedores del sistema que en la década pasada unos pocos “supieron conseguir”. Y si bien no hay registros de grandes gestos de solidaridad entre ambas partes, sorprende que hoy, cuando unos y otros pasan por su mejor momento en décadas, mantengan una relación más que tirante por la disputa salarial.

Algunos dirán que cada uno atiende su juego y aprovecha el momento como mejor le parece. A nadie le gusta ceder posiciones cuando está en marcha un proceso de reacomodamiento de precios relativos, en el que los eslabones más débiles corren el riesgo de llevar la peor parte.

Más del 90% de los convenios colectivos están vertical u horizontalmente atravesados por la comunidad Pyme y las discusiones iniciadas en las últimas semanas parecen no tener en cuenta las realidades económicas y regionales de estas firmas.

¿Están todas las empresas de transporte de carga o de la construcción en condiciones de otorgar el 19,5% de aumento salarial decidido la semana pasada?

Es que dirigentes empresarios y sindicales tensan la cuerda de negociaciones y cada tanto se suman referentes políticos pronosticando calamidades, que bien podrían ser expresiones de deseo, para terminar enrareciendo el ambiente.

Así la convivencia va dejando algunos lunares difíciles de disimular: “Nos niegan aumentos pero se van en enero a Punta del Este” o “los trabajadores se quejan pero hace mucho que no tenían tanta plata en sus bolsillos”,

Cifras de la discordia

La pulseada salarial y sus posibles consecuencias desplazan o directamente desconocen aspectos claves como la situación de precarización laboral de muchas empresas.

“En aquellas empresas mano de obra intensiva, que no exportan, que enfrentan dificultades para acceder al crédito, e incluso problemas para sobrevivir, el trabajo en negro y la fragilidad del vínculo laboral están a la orden del día”, dice Claudia Fígari, investigadora y especialista del Ceil-Piette, del Conicet.

Por tratarse de una víscera sensible, como el bolsillo de la gente, debería entenderse que el conocido objetivo de maximizar ganancias de los empresarios, también puede ser la meta de los hombres que venden su trabajo, máxime cuando vienen de un tiempo de postergaciones.

El problema es que la torta no siempre es suficiente y no es fácil que las negociaciones, como las estadísticas, contemplen todas las realidades. De hecho, seguramente por razones metodológicas o de acceso a la información, suelen encontrarse diferencias entre el relevamiento de las variables clave del tema.

Un estudio de Deloitte afirma que la ganancia por unidad de las empresas locales entre el 2001 y 2007 cayó un 45%, mientras que el índice de ganancias por unidades totales vendidas creció un 83% por encima del año que marcó el fin de la convertibilidad.

Por su parte el informe de diciembre de CENDA (Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino) recuerda que la devaluación provocó una caída de más de 25% del salario real y “una transferencia de ingresos desde el trabajo al capital sin precedentes”, que llevó a que el excedente empresario pasara del 42 al 52% del PBI en solo un año.

El trabajo aclara que a pesar del aumento del 20% del costo laboral entre el 2003 y el 2006, la rentabilidad empresaria en ese lapso se mantuvo por encima de los niveles del 2001.

Algunos sectores Pymes intensivos se encuentran entre los ganadores: fabricación de maquinaria y aparatos eléctricos, que obtuvo una tasa de rentabilidad del 128% en el período, productos de madera (43%), maquinaria y equipo (41%), edición e impresión (37%), y curtido y terminación de cueros (32%).

Otras ramas en cambio obtuvieron rentabilidades en línea con el promedio de la industria, como papel y productos de papel (20%), productos alimenticios y bebidas (12%). Y no faltaron las que vieron caer su rentabilidad como fabricación de muebles (-5%) y productos del tabaco (-5%)

Pero el estudio abarca hasta el 2006 inclusive, o sea que no contempla la situación del año pasado, considerado crítico por las centrales empresarias al mostrar un pico en la evolución del costo salarial del último lustro, que habría impactado en la rentabilidad de las firmas.

Según el Observatorio Pyme, que releva el desempeño de las pequeñas y medianas industrias, “tanto la rentabilidad bruta unitaria como el resultado bruto sobre ventas mantienen una tendencia negativa constante”, que se reflejó en caídas interanuales de 21,0% y 16,6%, en los dos primeros trimestres del 2007.

Respecto a los sueldos industriales el informe del Observatorio dice que se incrementaron 18,5% anual en estos años en términos nominales, y 8,5% en términos reales.

El año pasado la mayoría de las negociaciones cerraron en la banda comprendida entre el 18 y el 24% (Según AFIP, el promedio se situó en 20,2%) y Artemio López asegura que la mejora del salario real en función del poder adquisitivo avanzó no más de 4 puntos porcentuales, calculando una inflación anual “optimista” del 17 o 18%.

Hacia la Paritaria Pyme

En este punto podría decirse que el panorama de la rentabilidad empresaria está lejos de ser homogéneo, pero sigue siendo favorable, aunque en retroceso, por el progresivo aumento de los costos de producción y la limitación que enfrentan muchos sectores de trasladar los mismos a precios.

No se debería olvidar que la rentabilidad ha sido la principal fuente de financiamiento de la inversión de la mayoría de las Pymes en los últimos años, que vale recordar cumplieron un papel preponderante tanto en la recuperación de la inversión como del empleo.

También conviene tener en cuenta que una porción importante de las Pymes es mano de obra intensiva, lo que implica una incidencia significativa del costo laboral en el gasto total.

Pero además de los aumentos salariales a decidirse en Paritarias, las empresas enfrentarán en las próximas semanas dos factores que impactarán en los costos laborales: la incorporación progresiva de los tickets al salario y el incremento de las contribuciones patronales a las obras sociales.

En definitiva son varias las razones que en principio pueden justificar una línea divisoria en la discusión paritaria según el tamaño y la realidad de las empresas.

“Pensar la negociación colectiva en función de las Pymes no puede desconocer que la actual madeja y matriz, en la que se definen aspectos que abarcan al conjunto de la actividad, incluye necesariamente a las Grandes Empresas, que son las que marcan la cancha y condicionan al resto”, dice Fígari.

Un cambio en la modalidad de las negociaciones parece imprescindible. No solo para acercar la lupa sino también para evitar simplificaciones del tipo “todos los empresarios veranean en el Este” o que “los trabajadores nunca estuvieron mejor”.