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Por Roberto Aguirre Blanco
Con o sin polémica: todos quieren su gaucho
29 de junio de 2008
Hace medio siglo a algún iluminado se le ocurrió que sería una buena idea entregar un premio a la producción televisiva de 1958 y sin dudas fue el mentor del primer “autobombo” de la TV nacional.

Ese año, como los dos siguientes el gran ganador fue el viejo Canal 7, y no era porque era oficialista pero independiente, eso nunca sucedió, fue simplemente porque la pantalla chica tenía solo siete años de vida y la señal era la única del país.

Desde ese momento, cuando apenas una decena de periodistas especializados en este nuevo medio decidieron entregar una estatuilla diseñada por el artista Mario Perlotti llamado “El Gaucho”, el recordado Narciso Ibáñez Menta se transformó en el gran ganador con sus “Obras cumbres del Terror”.

En 1960, nació el Canal 9 junto a APTRA y en los años siguientes llegaron Canal 11 y Canal 13, todos ellos en manos privados, y la entrega creció en interés por el gran nivel de la producción nacional en blanco y negro.

En esa época de oro de la Tv nacional los premios llegaron para programas míticos comos “La Familia Falcon”, “Cuatro hombres para Eva”, “El Amor tiene Cara de Mujer”, “La Nena”, “Viendo a Biondi”, "Casino Show". "Sábados Circulares", entre otros.

Animados por la buena prensa y la atención que generaba en el público, cuando el rating era una pesadilla que nadie soñaba, los periodistas de APTRA sumaron a la radio para también entregarles una estatuilla a la labor en diferentes áreas.

De esta manera, en los setenta esta entrega ya dejó atrás los teatros pequeños para convertir a la fiesta en una noche de glamour en importantes hoteles con cenas exquisitas y mujeres vestidas con el último grito de la moda.

Es Argentina, siempre hay espacio para copiar momentos de otros premios internacionales. Así en 1973 se produjo un hecho insólito: La animadora histórica de esos años, Nelly Raymond, presentaba los ganadores junto a Antonio Carrizo, con un vestido de lamé negro y brillos que, según confesó luego era “exclusivo”.

Al promediar la fiesta, se entregó el premio al mejor programa de radio de música popular que lo ganó “La Vida y El Canto” que conducía Carrizo, para recibirlo subieron parte del staff del ciclo de Radio Rivadavia.

La locutora, Susy Deval, tenía el mismo vestido que la animadora Raymond, quien encolerizada huyó del escenario y le hizo varios tajos para modificar su forma original. La prensa se regodeó con ese “escándalo” cuando aún no existían las “botineras ni las vedetongas”.

Dicen que fue esa una situación del subdesarrollo de un hecho similar ocurrido en Hollywood, años atrás con Elizabeth Taylor y Grace Kelly como protagonistas. Ver para creer.

El golpe militar de 1976 trajo persecución y muerte en la cultura y los medios de comunicación, por los cual la entrega de ese año fue realizada casi a escondidas y sin televisión en vivo.

El evento fue suspendido en la mitad de la ceremonia cuando la policía llegó para una “razzia”.

Por 12 años el premio desapareció del medio, y si bien lo motivos fueron evidentes, también hubo denuncias de “pagos” debajo de la mesa para los votantes y APTRA por parte de los canales privados antes del Golpe, en función de favorecer a uno u otro programa. Un mito más de la televisión doméstica que nunca se comprobó.

En 1988, hace exactamente 20 años, regresó timidamente el Martín Fierro y APTRA, con una austera fiesta en los estudios de ATC, para realizar al año siguiente un acto más formal en el teatro Cervantes: ya eran los años de las protestas y los discursos políticos de los actores, que convirtieron este premio en barricada de sus protestas.

En 1992 los “iluminados” de APTRA tuvieron una idea “maravillosa” que garantizaba emoción y buen rating a un programa anual que duraba mucho en el aire: El Martín Fierro de oro.

Ya en la nueva etapa de la TV privada y con la pelea del rating en primer lugar, los canales y APTRA necesitaban garantizarse la audiencia y la buena venta del producto. El plan era premiar a los más destacado del año en el cierre de cada entrega.

Ese primer año el gran ganador fue “Fax”, el programa periodístico de Nicolás Repetto y la transmisión de los premios tuvo hasta último momento un rating fabuloso: 52 puntos.

En los años siguientes, el rating estuvo siempre garantizado y en cada nueva entrega APTRA vendía sus derechos a precios astronómicos: llegó a comprar Telefé a 750 mil dólares la posibilidad de emitir el programa de más audiencia de año.

Así llegaron los ganadores obvios: Mirtha Legrand, Susana Giménez, Marcelo Tinelli, Fútbol de Primera con beodo festejo de sus productores en el escenario y otros más.

Ya en el nuevo ciclo los grandes premios fueron para las producciones como: “Mujeres Asesinas”, “Culpables”, “Montecristo” y como cada años con sonrisas y llantos, con festejos y quejas. La ensalada que mejor se come en cada cena de estos premios.

Eterno olvidados (entre ellos Mario Pergolini), enojos y ausencias y un rating que bajó para entregar en los últimos años la transmisión a Canal 7 y América, tras la deserción de las señales líderes que no quieren pagar lo que antes se gastaba por este premio.

Hay momentos inolvidables: el glamour de la alfombra roja doméstica, los que beben y se les nota después, las caras de que "se note que no me importa haber perdido", y la extraña esperanza de cada año, que se pueda repetir el momento más feliz de los últimos tiempos: el inolvidable discurso lleno de picardía y humor de Don Alejandro Romay. ¿Lo recuerdan? duró ¡35 minutos..!. Lo extrañamos Zar.