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Por Roberto Aguirre Blanco
TV pública: pantalla fría, ideal para pingüinos
13 de enero de 2009
A veces ser más papistas que el Papa, provoca el ridículo. Cuesta entender a esta altura de la Democracia argentina que haya hechos negativos de este ideal proceso de vida constitucional que se repite con las mismas herramientas y finalidades desde hace 25 años

Canal 7, el viejo ATC, la Televisión Pública, la televisión de todos los argentinos. El lema cambia según la bandera de turno en el poder, pero lejos está de cumplir las funciones que una Democracia real exige y es en definitiva una trinchera más de un oficialismo extremista.

La enana idea de no mostrar imágenes en la transmisión en vivo de Canal 7 en conjunto con Canal 10 de Córdoba del vicepresidente de la Nación Julio Cobos, en la inauguración del festival de Jesús María, es un claro ejemplo de mal uso de un instrumento público de comunicación.

Cuando la política se mete en las decisiones plurales, todo se desconcierta y volvemos a sentir el olor rancio de las viejas costumbres partidarias.

Ya sucedió en el pasado, durante el alfonsinismo cuando todos los canales eran del estado y el discurso oficial era el único válido.

En ese marco, se recuerda cuando en 1989 hubo una marcha de protesta a la Plaza de Mayo y las cámaras filmaron un supuesto ataque de “partidarios opositores”, rompiendo y quemando vidrieras de negocios, en una excelente puesta en escena del ojo tuerto del que manda.

Después, difícil de olvidar, los años oscuros de corrupción y exceso de “chupamedias” en la década menemista que hizo de ATC un espacio oscuro y lleno de “amiguismos” políticos.

Un poco cambió, nunca lo suficiente, en los gobierno de De la Rúa y Eduardo Duhalde, y es honesto decir tampoco en la gestión kirchnerista.

Fundamentalmente porque la información que allí se escucha siempre tiende a ser de una mirada oficialista y si bien es amplia en algunos temas, la inteligencia para mostrar la realidad se distorsiona cuando lo partidario vuelve a ser más importante que lo plural.

Que le vicepresidente no goza de las miles del oficialismo no es novedad. Que hay facturas que se le pasan, está en todos los diarios, pero que se lo ignore y se oculte su presencia en un acto público y cultural –alejado de lo ideológico- se parece mas a la censura y a la falta de respeto a una investidura del Poder Ejecutivo.

Es una pena, porque es de señalar que la propuesta artística de Canal 7 es desde hace varios años muy atractiva desde el contenido y lo heterogéneo con espacio de propuestas que no tienen cabida en otras señales de aire.

La televisión pública se ha llenado la boca a través de sus diferentes responsables en estos últimos años en sostener la búsqueda de una identidad que represente a todos los argentinos con espejos muy concretos como son la Televisión española, la RAI e inclusive la BBC.

Sin embargo todo ese trabajo se derrumba cuando se comente estos deslices que tienen todo el color del uso de la camiseta partidaria por sobre el concepto un pensamiento abarcativo de ideas, aunque estas no sean las del oficialismo.

El director del Sistema Nacional de Medios, Tristán Bauer, sostuvo ante este hecho que "lo que se pautó es transmitir un festival de doma y folclore, muy importante para nuestra cultura" y no acepta la idea de el hecho fue una “censura”.


La peor explicación llegó por parte del presidente de los Servicios de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba (SRT), del que depende Canal 10, Ricardo Edelstein.

"No hubo ninguna orden desde le gobierno para no mostrar a Cobos. Como el vicepresidente y el gobernador no pronunciaron discursos y sólo estuvieron como invitados, tal vez se consideró que no fue necesario mostrarlos durante la transmisión".

A veces, los funcionarios usan el concepto de creer que la sociedad es imbécil y no tiene poder de comprensión. Es cierto, no es censura, es omisión y para el caso es lo mismo.

Lla televisión pública tiene la pantalla fría, no por la falta de rating, porque no lo busca y apuesta a una identidad. Sin embargo, a la hora de la opinión no se ven muchos animales del zoológico político. ¿Será por ese frío que solo abundan pingüinos ?.