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Por Roberto Aguirre Blanco
Susana: por suerte políticamente incorrecta
28 de febrero de 2009
Es un símbolo que durante gran parte del año, como muchos comunicadores de la televisión, entra a la casa de millones de argentinos para meterse con su simpatía y estilo, desde hace más de 20 años, quienes disfrutan de su espontaneidad.

Pero también es ciudadana, es argentina y vive cotidianamente las penurias de la inseguridad como cualquier vecino más.

Está vez una muerte gratuita la golpeó de cerca y ella, como pocas veces, puso la cara y habló. Lo más importante es que dijo muchas cosas que sienten la mayoría de sus seguidores.

“Es lo poco que puedo hacer yo. Al ser una persona pública, es hablar y decir lo que mucha gente no puede decir”.

Sin anestesia, sin red protectora, con la misma ingenuidad y gesto natural como cuando pregunta inocentemente si el “dinosaurio está vivo”, la diva se arremangó y pegó duro contra los responsables de darles a los argentinos una necesidad básica: seguridad.

Habló y se desbocó. Dijo cosas fuertes, algunas que pueden caer bien y otras mal, y también, avalado por una decena de encuestas que le dieron amplia mayoría de apoyo, fue la voz “de los sin voz”.

Susana no es una persona que tenga el gusto por lo mediático en esta etapa de su vida, pero cuando sale a hablar lo hace desde el lugar de una ciudadana común y allí dice lo que siente y piensa.

Cuestionó la política de seguridad, se quejó de la falta de atención y prevención de las autoridades y pidió porque se asuman “responsabilidades”.

Lejos de los discursos políticos, en la verdad opuesta al garantismo usado como herramienta de “sumavotos”, Susana, como ya lo había hecho en su programa en varias oportunidades en 2008, puso el dedo en la llaga de los gobernantes de turno.

No tuvo dudas en cuestionar los derechos humanos como herramienta de defensa de sólo un sector reconocible de la sociedad y como millones de argentinos se preguntó si la vida de los ciudadanos de hoy vale menos que los asesinados de ayer por cuestiones políticas.

En un país donde muchos callan lo que se ve a diario, Susana tomó la voz de muchos y la hizo carne propia, y eso seguramente en muchos despachos oficiales hoy duele y mucho.

Porque la diva se llena de glamour cada noche y vive una vida de show y superficialidad televisiva, pero la mujer, también se calza unos anteojos negros y arremete contra la injusticia y percibe mejor que muchos dirigentes la real temperatura del malestar popular.

Algunos críticos le pegarán por alguna declaración de “ojo por ojo” poco convenientes y también la cruzaran con dudas sobre el móvil y motivos de la muerte de su colaborador, pero eso serán simplemente detalles, porque una muerte más no tiene porque tapar el bosque que muchos de los funcionarios de hoy omiten.

Bienvenida la pregunta filosa de Mirtha y el dolor de Susana. Bienvenido hablar por lo que no pueden, mientras ellos, los que suman rating y son silenciosos agradecen en una enorme mayoría una posición políticamente incorrecta.

Un poco de aire puro ante tanta negación de la realidad.