24 de abril de 2024
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Por Roberto Aguirre Blanco
Nueva moda: copiame, te copio, ¿copiamos?
21 de abril de 2010
Hay una televisión fotocopiada cada día, hay otra que lucha por tener una identidad y otra más que se acerca a lo más descartable. Ahora, se suma una nueva: la televisión copiada.
¿Se acabaron las ideas? ¿Se agotaron las apuestas renovadoras? ¿O, en este país cargado de judicialización, llegó un nuevo “negocio” para los picapleitos o la industria del juicio?
Ya no hay nada nuevo bajo el sol del mundo cromático y, sin embargo, a las nuevas propuestas que llegan en los últimos meses, más allá del peso propio del éxito, se les suma ahora una inmediata calificación categórica: ¡Me copiaste!
En los últimos meses esta variante de denuncia tuvo una rara continuidad mediática que no se detuvo siquiera con la baja del rating estival.
Para hacer memoria habría que empezar en el 2009 –primeros meses- cuando “CQC” y Telenoche se disputaban la propiedad de informes en la calle con políticos que enfrentaban a ciudadanos, que antes habían opinado sobre ellos.
Nunca se pudo develar si las ideas confluyeron mágicamente en la cabeza de los productores de ambos ciclos a la misma hora y por distinto canal, o fue simplemente una nueva forma de “espionaje industrial por el rating”.
Luego se desató una tormenta de acusaciones entre dos ex socias de un exitazo como “Floricienta”, cuando su actriz protagónica Florencia Bertoti se calzó el traje de “Niní” en Telefé.
La creadora del programa copiado, Cris Morena, estalló cual vehemente adolescente y salió a denunciar en todos los medios el “extraño parecido en la trama” de ambas producciones.
Los cierto es que no se equivocaba, ya que “Niní” tenía modismos y situaciones muy parecidas a “Floricienta”, pero también es bueno aclarar que la tira que se vio por el Trece en 2004 y 2005 era un “homenaje” a “Cenicienta” y varios cuentos más. El que roba a ladrón...
Como Cris Morena parece que no soporta que sus ex estrellas levanten vuelo solas, ahora se la agarró con Emilia Attías, quien se pasó al Trece con un programa de juegos muy hibrido, que se parece mucho, demasiado, al ¿recordado? “Jugate Conmigo” de la década del noventa.
En realidad, le damos razón a Morena, no por avalar sus denuncias sino porque sería injusto que las nuevas generaciones deban soportar otra versión de su ciclo de juegos adolescentes llenos de agua y colores. Vade retro... Eso, retro.
Por último, el estreno de la segunda temporada de “Todos contra Juan” desató otra controversia con los plagios y allí la denuncia es concreta por parte de un autor, ex empleado de la productora de Gastón Pauls.
Este entregó una historia con personajes y situaciones muy parecidas a la serie éxito y que, según consta en la declaración de la justicia, recibió como respuesta de los dueños de la empresa un: “En 72 horas te decimos qué nos parece”.
Según declara el denunciante, los productores lo hicieron sentir Juan Perugia y se “comieron” la historia que es uno de los grandes éxitos de la televisión de los últimos años.
Ahora Pauls, indignado, dice que llevará a la misma justicia una acción por “daños y perjuicios”, cuando trascendió que había en principio un arreglo extrajudicial.
Ya no estás solo Adrián Suar, uno de los más denunciados en la última década y media por cada uno de sus programas costumbristas que tienen, según lo dicho ante cámaras, “la gran justicia” del mundo de la TV, un montón de damnificados.
Sin embargo, todo sigue girando, los programas no se detienen y continúan facturando, aunque los conocidos Pablo y Pachú lleven a juicio a Sebastián Ortega por sostener que son los propietarios del nombre: “Botineras”.
Como diría el gran filosofo de Villa Fiorito: “Muchachos, el rating no se mancha, suma, no jodan”.
¿Se acabaron las ideas? ¿Se agotaron las apuestas renovadoras? ¿O, en este país cargado de judicialización, llegó un nuevo “negocio” para los picapleitos o la industria del juicio?
Ya no hay nada nuevo bajo el sol del mundo cromático y, sin embargo, a las nuevas propuestas que llegan en los últimos meses, más allá del peso propio del éxito, se les suma ahora una inmediata calificación categórica: ¡Me copiaste!
En los últimos meses esta variante de denuncia tuvo una rara continuidad mediática que no se detuvo siquiera con la baja del rating estival.
Para hacer memoria habría que empezar en el 2009 –primeros meses- cuando “CQC” y Telenoche se disputaban la propiedad de informes en la calle con políticos que enfrentaban a ciudadanos, que antes habían opinado sobre ellos.
Nunca se pudo develar si las ideas confluyeron mágicamente en la cabeza de los productores de ambos ciclos a la misma hora y por distinto canal, o fue simplemente una nueva forma de “espionaje industrial por el rating”.
Luego se desató una tormenta de acusaciones entre dos ex socias de un exitazo como “Floricienta”, cuando su actriz protagónica Florencia Bertoti se calzó el traje de “Niní” en Telefé.
La creadora del programa copiado, Cris Morena, estalló cual vehemente adolescente y salió a denunciar en todos los medios el “extraño parecido en la trama” de ambas producciones.
Los cierto es que no se equivocaba, ya que “Niní” tenía modismos y situaciones muy parecidas a “Floricienta”, pero también es bueno aclarar que la tira que se vio por el Trece en 2004 y 2005 era un “homenaje” a “Cenicienta” y varios cuentos más. El que roba a ladrón...
Como Cris Morena parece que no soporta que sus ex estrellas levanten vuelo solas, ahora se la agarró con Emilia Attías, quien se pasó al Trece con un programa de juegos muy hibrido, que se parece mucho, demasiado, al ¿recordado? “Jugate Conmigo” de la década del noventa.
En realidad, le damos razón a Morena, no por avalar sus denuncias sino porque sería injusto que las nuevas generaciones deban soportar otra versión de su ciclo de juegos adolescentes llenos de agua y colores. Vade retro... Eso, retro.
Por último, el estreno de la segunda temporada de “Todos contra Juan” desató otra controversia con los plagios y allí la denuncia es concreta por parte de un autor, ex empleado de la productora de Gastón Pauls.
Este entregó una historia con personajes y situaciones muy parecidas a la serie éxito y que, según consta en la declaración de la justicia, recibió como respuesta de los dueños de la empresa un: “En 72 horas te decimos qué nos parece”.
Según declara el denunciante, los productores lo hicieron sentir Juan Perugia y se “comieron” la historia que es uno de los grandes éxitos de la televisión de los últimos años.
Ahora Pauls, indignado, dice que llevará a la misma justicia una acción por “daños y perjuicios”, cuando trascendió que había en principio un arreglo extrajudicial.
Ya no estás solo Adrián Suar, uno de los más denunciados en la última década y media por cada uno de sus programas costumbristas que tienen, según lo dicho ante cámaras, “la gran justicia” del mundo de la TV, un montón de damnificados.
Sin embargo, todo sigue girando, los programas no se detienen y continúan facturando, aunque los conocidos Pablo y Pachú lleven a juicio a Sebastián Ortega por sostener que son los propietarios del nombre: “Botineras”.
Como diría el gran filosofo de Villa Fiorito: “Muchachos, el rating no se mancha, suma, no jodan”.