El viernes 5 de septiembre de 1975, el grupo, consolidado como cuarteto, dio el Luna Park dos veces la misma noche. Una noche inolvidable
Tres discos en menos de tres años fueron suficientes para que
Sui Generis haga su revolución.
En 2000, cuando decidieron volver a grabar un disco con canciones originales, Charly García y Nito Mestre le pusieron a ese álbum Sinfonía para adolescentes.
Pero eso ya lo habían hecho treinta años atrás, cuando dieron forma al conjunto más exitoso y popular del naciente rock nacional. Sui Generis fue música para adolescentes. Y esa fue su revolución.
Formado a fines de los 60 en las aulas y los patios del Instituto Social Militar “Dr. Dámaso Centeno”, el colegio secundario del barrio de Caballito al que iban Nito Mestre y Charlie García, en un principio los Sui Generis fueron seis: Charly García, Nito Mestre, Carlos Piraña Piégari, Beto Rodríguez, Juan Bellia y Alejandro Correa.
Luego se achicaron a cuatro, se consagraron como dúo y terminaron siendo cuatro otra vez.
En diciembre de 1969, cuando terminaron el secundario comenzó la diáspora de músicos en la banda que terminó reducida a dos integrantes fijos: Nito y Charly.
Ambos grabarán los primeros dos discos de la banda: Vida y Confesiones de Invierno, una colección de canciones que funcionaron como la banda sonora de los adolescentes de su tiempo.
Mezcla de folk, rock y algo de progresiva, mucho acústico y algún que otro sonido eléctrico, Sui Generis fue la banda de los chicos del colegio.
Sui Generis tiene en común con Almendra y Manal su existencia breve, pero, a diferencia de estas y aunque sus músicos eran igual de jóvenes, Sui Generis les cantó mejor a los adolescentes.
Sus letras, acaso menos rebuscadas, reflejaban sus cuestiones existenciales y, algo no menor, podían ser tocadas y cantadas en fogones, encuentros, habitaciones con solo una criolla.
Eso cambió a partir del tercer y último disco de aquella etapa: Pequeñas Anécdotas sobre las Instituciones.
Publicado en diciembre de 1974, el grupo, que ya era un cuarteto eléctrico consolidado con las incorporaciones definitivas de Juan Rodríguez en batería y Rinaldo Rafanelli en bajo, profundizó su veta sinfónica y progresiva con temáticas mucho más pesadas y letras que reflejaban el clima de época, violento, opresivo y represivo.

Por supuesto que el disco no tuvo el éxito de ventas de sus antecesores, pero era un salto de calidad compositivo e interpretativo inevitable, sobre todo para Charly García, cada vez más identificado con los complejos teclados, órganos y sientes que dominaban el rock progresivo de mediados de los ‘70.
El fin del proyecto también era inevitable y sucedió en 1975.
Charly quería hacer otra cosa y Sui Generis no era el proyecto adecuado, Nito no quería hacer lo que quería hacer Charly pero sabía que sin Charly no era posible Sui Generis.
Y dijeron basta. La idea les rondó el cuerpo y la mente durante todo ese 1975.
Las críticas al nuevo disco y el reclamo por un retorno al Sui Generis de antes cansaron a García.
Y Nito tenía un proyecto de folk rock en mente que lo seducía más que cualquier posible continuidad de Sui Generis, aún con Charly adentro. Charly ya estaba pensando en La Máquina de Hacer Pájaros y Nito, en Los Desconocidos de Siempre.
Pero antes, dos circunstancias: la despedida de Sui Generis y Porsuigieco.
Cuando Charly y Nito le dijeron a Jorge Álvarez, el productor del grupo, que habían resuelto terminar con Sui Generis.
Primero, no lo creyó.
Luego, intentó convencerlos de que sigan porque era una locura terminar así con la banda más influyente y popular del rock argentino. Y cuando ya no hubo nada por ofrecer, les propuso un show despedida.
Más aún, la propuesta del manager fue show, disco doble y película. Un proyecto demasiado ambicioso que nadie había siquiera intentado hacer hasta entonces y eso que para entonces Los Gatos, Almendra, Pescado Rabioso y Manal, ya se habían disuelto y ni cerca habrían estado de semejante producción.
Pero funcionó, todo: el show en el Luna Park, la película dirigida por Bebe Kamin y el disco doble en vivo
El show despedida ocurrió el 5 de septiembre de 1975 que, al igual que hoy, también fue viernes, y fue doble, pero de un modo en que solo podía serlo en aquel tiempo y con Sui Generis.
Ambos shows fueron el mismo, lo increíble fue que al segundo lo organizaron ¡ese mismo día! El primero, fue a las 20.30, y vendió 14.600 entradas.

La segunda función fue pasada las 23, y convocó a otras 11 mil personas.
Las once mil entradas del primer show se agotaron rápidamente, por lo que se imprimeron otras cinco mil más.
Vendido ese inesperado remanente, resolvieron dar un show más. Pero como al día siguiente había boxeo en el Luna, se organizó sobre la marcha para el mismo viernes.
Al final de la primera función Charly dijo a los espectadores: “Ustedes saben que hay muchos chicos afuera que están hace mucho tiempo esperando para entrar. (…) Vamos a tocar dos temas más pero después de eso les pido que se vayan. Los amamos muchísimo, ustedes son hermosos, pero ya saben lo que pasa”.
El curioso pedido puede escucharse Adiós Sui Generis Vol. II, después de una extendida y virtuosísima versión de “Tango en segunda” y antes de comenzar “Rasguña las piedras”.
Cuando Charly y Nito decidieron terminar con Sui Generis, el grupo estaba trabajando en su cuarto disco, al que iban llamar Ha Sido, una forma creativa e ingeniosa de llamarlo Ácido.
Se suponía que sería un disco instrumental, lo cierto es que ese disco nunca llegó a ser, pero, como siempre sucede con los discos que nunca alcanzaron a ser, quedan canciones.
En este caso, unas cuantas que fueron a parar a los proyectos posteriores.
Nito grabó “Fabricante de mentiras” con Los desconocidos de Siempre; Charly editó “Bubulina” con La Máquina de Hacer Pájaros” y reformuló “Nena”, la convirtió en “Eiti Leda” y la grabó en el primer disco de Serú Girán.