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Came dice estar "afectada" por dichos de OMC
13 de febrero de 2007
Las Pymes industriales y comerciales vinculadas al mercado interno, se sienten afectadas por el pronunciamiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre la economía Argentina.

Las críticas realizadas por el Secretario General del organismo, Pascal Lamy, a la política económica vigente y las recomendaciones sugeridas, no se condicen con la realidad del país. De nacionalidad francesa, Lamy cuestiona la sostenibilidad del modelo actual pero a través de algunos conceptos incorrectos que lo llevan a conclusiones desacertadas.

Cuestiona los ‘controles de precios’ cuando en el país lo que rigen son ‘acuerdos de precios’, y sugiere enfriar la economía cuando la pobreza y la indigencia afectan todavía al 30% de la población.

Las principales refutaciones que hace la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) a las declaraciones de Pascal Lamy y la OMC, son las siguientes:

1) Controles de precios: en el mundo se instaló la imagen que Argentina aplica controles de precios. Pero la política de precios vigente lo que busca son acuerdos de precios ‘consensuados’ con los empresarios.

Estos acuerdos son similares a los que se aplican en más de 100 países del mundo, incluyendo naciones desarrolladas. Y su resultado hasta el momento ha sido exitoso: ha permitido transitar la post-convertibilidad orientando a la economía hacia un nuevo equilibrio sin que los precios se disparen.

Es la primera vez en la historia, que el país logra una devaluación sin caer en un escenario de alta inflación o hiperinflación. Sin la intervención del gobierno a través de estos acuerdos, el mercado hubiera ajustado según intereses individuales y no colectivos, generando un escenario de alta inflación. Es contradictorio que al mismo tiempo que la OMC reconoce que la inflación es un riesgo, recomiende dejar los precios librados al mercado.

2) Enfriamiento de la Economía: ¿es viable enfriar la economía con 31,4% de la población argentina viviendo en la pobreza y 11,2% viviendo en la indigencia? En la teoría, sería la medida más simple, pero costosísima en términos sociales.

Menos crecimiento significa menos empleo, menos ingresos y más pobreza. Además, la inflación que existe en el país no es inflación de demanda. Los precios siguen subiendo porque mantienen el rezago propio de un dólar más alto que hoy favorece al desarrollo industrial.

Lo que hace el gobierno es guiar la economía a un ajuste de precios paulatino mientras el sector productivo logra reconstruirse tras una década en retroceso. Este ajuste lento permite encaminar precios y negociaciones salariales hacia un nuevo equilibrio sin afectar el crecimiento ni la inversión, lo que significa más empleo y menor pobreza.

3) Insostenibilidad del presente modelo: exactamente lo contrario. Este es un modelo sostenible en el mediano y largo plazo pero con riesgos en el corto plazo. ¿Por qué? La política de tipo de cambio alto, sobre todo luego de tantos años de sobrevaluación cambiaría, en el corto plazo genera desajustes en los precios y otras variables que lleva su tiempo resolver.

Pero mientras se resuelven esos desajustes que son un riesgo latente, se está permitiendo reconstruir el tejido industrial, fortalecer la productividad y hacer partícipes de este nuevo modelo a todas las regiones del país y a los más diversos sectores productivos. Un gran paso para el ‘crecimiento con equidad’.

4) Distorsiones en la Asignación de Recursos: en todos los modelos económicos siempre hay grupos más y menos favorecidos. El modelo actual de tipo de cambio alto y desarrollo industrial permite minimizar el grupo de excluidos. Pero sobre todo en momentos de transición, la participación del gobierno debe ser activa.

Las retenciones a las exportaciones por ejemplo, permiten distribuir ingresos desde los sectores más beneficiados a los que quedaron rezagados (la mayoría de ellos quedaron rezagados con las políticas de los ’90) ya sea utilizando los recursos obtenidos de esos tributos para reducir precios en bienes sensibles o para asignar subsidios en sectores sociales vulnerables. Y, como bien dice Lamy, para evitar que tales medidas reduzcan las inversiones o socaven las bases de un crecimiento sostenible, a largo plazo el control de la inflación pasa por la prudencia fiscal y monetaria.

Pero la prudencia fiscal es nada menos que el ancla del actual modelo. Por primera vez en la historia la Argentina logró revertir el déficit crónico y ahorrar.