La historia del piso 14 del edificio Kavanagh - Asteriscos.Tv
Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
26 de abril de 2024
Seguinos en
La historia del piso 14 del edificio Kavanagh
12 de enero de 2009
El emblemático Edificio Kavanagh, y en especial su piso 14, fueron la gran noticia en materia inmobiliaria de las últimas semanas porque su dueño, Alain Levenfiche of Runhall Popes, lo puso en venta en la suma de 5,9 millones de dólares, poco más de U$S 8.000 el metro cuadrado.

El Edificio Kavanagh es una torre de departamentos ubicada en Florida 1065, frente a la plaza San Martín, en el barrio de Retiro y, según César Pelli, el arquitecto de las torres Petronas de Kuala Lumpur, el "único" rascacielos de Buenos Aires, comparándolo sólo con el Chrysler de Nueva York.

Con sus 120 metros de altura, en su momento fue el edificio de hormigón armado más alto de América latina y el primer edificio para viviendas de Buenos Aires que contó con equipo de aire acondicionado. Se inauguró el 3 de enero de 1936.

Su construcción escalonada dio lugar a terrazas jardín. Posee una forma similar a la proa de un barco, y por la orientación del edificio apunta hacia el Río de la Plata.

En la década del 40, el palacio fue subdividido en propiedad horizontal y se vendió a particulares. Desde 1999 es Monumento Histórico Nacional.

Según cuentan "las malas lenguas" este edificio es el producto de un ataque de ira femenino, producto de una historia de amor nunca consumada y muy tormentosa.

Corina Kavanagh, mujer que pertenecía a una familia adinerada pero no patricia, lo hizo construir para vengar un romance no aceptado entre una de sus hijas y un joven de la familia Anchorena, uno de los apellidos más ilustres de la Argentina.

Contrariada por la oposición de los Anchorena, Corina, algo resentida, quiso ensombrecer una hermosa obra arquitectónica que también hoy deleita a los turistas y transeúntes que pasean por Retiro: la iglesia del Santísimo Sacramento, que los Anchorena habían construido hacia 1920 para utilizarla como sepulcro familiar.

El único pedido que les hizo a los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María De la Torre fue que el edificio, cuya entrada principal se encuentra en Florida 1065, tapara la basílica. Hoy, para mirar de frente a la iglesia, la única alternativa es pararse en el pasaje Corina Kavanagh, que también pertenece al edificio. ¿Venganza consumada?.

Corina Kavanagh se reservó para ella el piso 14 y sólo tuvo que esperar 14 meses para habitarlo, ya que ése fue el tiempo que demoraron los constructores para finalizar el rascacielos, todo un récord para la época. En 1948, Corina le vendió su propiedad al banquero Henry Roberts.

En la actualidad, los 105 departamentos, todos distintos y con palier privado, están habitados por personalidades de la cultura, la historia y la política nacional.

Muchos, pertenecen a opuestas ideologías políticas, diferencias que suelen trasladarse a las reuniones de consorcio. Los departamentos más chicos tienen 140 metros cuadrados.

Entre los habitantes del Kavanagh se encuentran el ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz; la ex diputada y gremialista Alicia Castro; Roberto Devorik, el hombre fuerte de Polo Ralph Laurent en la Argentina. También residen importantes empresarios nacionales, como los Rocca, del Grupo Techint, y miembros de la familia Perez Companc.

A raíz de las personalidades que lo habitan, en el edificio, para cumplir el compromiso de mantener impecable este monumento histórico también por fuera, hace poco se incorporó una tecnología "antipintadas".

El mismo año de su construcción, en 1936, el Kavanagh obtuvo el Premio Municipal de Casa Colectiva y de Fachada y, en 1939, recibió similar distinción del American Institute of Architects.

Por sus características técnicas, compartió un galardón con la Torre Eiffel, con la Represa de Assuan y con el Canal de Panamá, otorgado por la Sociedad de Ingenieros de los Estados Unidos.

Una curiosidad: el Kavanagh no tiene portero eléctrico ni cocheras.

En 1936 todavía se estacionaban los carruajes sobre las aceras.