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Por Iván Damianovich
Replegarse hasta que aclare
25 de septiembre de 2007
Los días que vendrán hasta que la Argentina se sumerja en el proceso eleccionario encontrarán a la Iglesia replegada, con esporádicas apariciones y procurando mantener una distancia de la dirigencia que el 28 de octubre probará sus capacidades de entusiasmar y conducir a la sociedad.

Comenzará así un tiempo en el que los obispos se ceñirán a lo meramente pastoral –aunque esto conlleve siempre claros mensajes políticos-. El objetivo será subrayar el carácter democrático de toda elección, la responsabilidad de los cristianos de involucrarse activamente en política para defender en ese terreno los valores que se pregonan y la oración por la patria y sus gobernantes, siempre necesitados de la iluminación divina.

Pese a todo, habrá que prestar clara atención a la próxima peregrinación juvenil a Luján a comienzos de octubre, probablemente el último altar seguido por los medios de comunicación en el que el cardenal primado Jorge Bergoglio tendrá un mensaje a los argentinos.

Resulta paradójico que la misma Basílica de Luján donde Bergoglio se dirigirá a los jóvenes fue hace pocos días el escenario elegido por el presidente Néstor Kirchner para ensayar una despedida de su gobierno. Bajo la excusa de inaugurar obras de infraestructura en el templo, el Presidente, su esposa y candidata Cristina, y gran parte de sus ministros aprovecharon el lugar para agradecer a Dios y el pueblo estos cuatro años frente al Ejecutivo. No menos festivo fue el discurso del dueño de casa, el arzobispo de Mercedes-Luján, Rubén Di Monte, quien se atrevió a prodigar elogios poco comunes de escuchar de boca de un prelado.

“Nadie como usted y su gobierno ha hecho tanto por esta Basílica”, lanzó Di Monte desde el atril improvisado a pocos metros del altar y ante una feligresía marcadamente kirchnerista.

Las diferentes miradas de los obispos sobre la realidad nacional quedaron de manifiesto también en los últimos días cuando el arzobispo de Tucumán y vicepresidente del Episcopado, Luis Villalba, se sumó a las voces de quienes dudan acerca de la veracidad de las cifras del Indec.

“Me parece que las cifras que da el Indec están dibujadas, lamentablemente. Creo que en una sociedad donde no vivimos la verdad y donde todo vale, se hace muy difícil creer todo”, lanzó el prelado desde el Jardín de la República.

Es probable, entonces, que no vayan a escucharse nuevas declaraciones altisonantes que pudieran poner en riesgo un adecuado proceso eleccionario. La decisión de la mayoría de los obispos se enmarca en la prudencia y cautela ante lo días que se presumen por demás agitados. Por tanto, la opción pareciera ser la distancia.

Una distancia que, en términos religiosos, se parece más a la acción silenciosa, orante y perseverante de pastores que siguen muy de cerca cada movimiento que involucra a la sociedad y su dirigencia.