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Por Iván Damianovich
¿La Iglesia será parte del Pacto Social?
29 de octubre de 2007
No era la candidata más deseada por los obispos. No reunía las condiciones que días antes de los comicios reclamaban, y representaba un estilo político con el que habían confrontado cuatro años. Pese a todo, su discurso conciliador tras la victoria y el llamado a un pacto que involucre a todos los sectores sociales abren desde ahora una nueva perspectiva para una compleja relación.

La mayoría de los obispos procurará mostrar un voto de confianza. Aunque en las apariencias Cristina represente lo mismo que Néstor, la Iglesia impondrá el criterio esperanzador que la distingue y apostará a un salto de calidad con el advenimiento de la nueva mandataria.

La convocatoria que realizó la presidenta electa a todos los ciudadanos sin distinción, así como la invitación a abandonar rencores y odios, fueron analizadas por algunos sectores eclesiásticos como un mensaje de tono conciliador, eje de la prédica que exhibe la Iglesia y que le costó fuertes enfrentamientos con el saliente gobierno de Kirchner.

La motorización de un pacto social -anunciado en la campaña y reafirmado en la noche triunfal- es también visto como un signo positivo, aunque hasta el momento no se conoce si esa invitación incluye a la Iglesia católica.

El diálogo entre sindicatos y empresarios podría extenderse también a otros actores sociales en los que también estuviera incluida la Iglesia, aunque su inclusión sería analizada con extremo celo. Nadie quiere prestarse a un juego político que tenga otro objeto que no sea el camino del encuentro a través del diálogo sincero y la búsqueda del bien común.

En ese marco, será posible imaginar una relación Iglesia-Gobierno diferente a la que existió hasta ahora. El permanente desencuentro entre el cardenal primado Jorge Bergoglio y el presidente Néstor Kirchner enfrió toda posibilidad de acercamiento. Sólo un cambio de gobierno (pese a las peculiares connotaciones que exhibe éste) podrá servir para renovar la intención de abordar un espacio de encuentro.

Los pasos que se den en los próximos días permitirán arrojar algo más de luz. La incógnita que habrá que develar estará centrada en la teoría de un esfuerzo compartido.

Desde la Iglesia estudiarán los riesgos y beneficios que implicará reconocer en Cristina el cambio que el oficialismo dice sostener y la mayoría decidió votar. Desde el Gobierno, en tanto, analizarán las conveniencias de afirmarse en la postura dialoguista, abierta a todos los sectores, como forma de mostrar al mundo una estadista que antepone los intereses de una Nación a los personales. ¿Se encontrarán a mitad de camino?