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16 de abril de 2024
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Por Iván Damianovich
Peregrinos a Luján: 40 años de religiosidad popular
La peregrinación juvenil a Luján se abrió espacio con los años para convertirse en la gran demostración de fe de un pueblo. Del incipiente grupo de audaces pasó a la explosión de religiosidad que supera el millón de fieles
4 de octubre de 2014
Remontarse cuarenta años en la Argentina conduce de modo inevitable a un pasado sembrado de desencuentros, violencia y autoritarismo, pero también a una renovación de la fe en general y de la religiosidad popular en particular.

Apenas casi diez años después de clausurado el Concilio Vaticano II, sus enseñanzas y novedades eran esbozadas en diferentes ámbitos no sin provocar muchas veces airadas discusiones, algunas de las cuales aún persisten.

Un 25 de octubre de 1975 un grupo de jóvenes motivados por el sacerdote Rafael Tello, se puso en camino hacia el santuario más importante de la Argentina: la basílica de Luján.

Se trató de una experiencia que por su carácter novedoso y en un contexto político complejo, encontró resistencia, desconfianza y hasta condenas de algunos sectores de la propia Iglesia.

La piedad de un pueblo, la experiencia religiosa de la gente común y sencilla, se volcó a la calle en una primavera en la que la Virgen patrona parecía abrazar incipientemente a un país que ingresaría meses más tarde en la etapa más oscura de su historia.

El padre Tello supo convocar en su momento a laicos y curas capaces de promover la inédita experiencia sin reparar en el fracaso que muchos auguraban. Su confianza se basó en la Virgen, única protagonista de la peregrinación. Y el mensaje fue claro: el éxito o fracaso de la manifestación de fe dependería de la propia Madre.

Es en el padre Lucio Gera en quien hay que buscar seguramente el germen más íntimo y novedoso de lo que sustentaría con los años la denominada Teología del Pueblo. Aquella que anida en el corazón del hombre, en su devoción primaria y desprovista de categorías impuestas. La teología que descubre en el pueblo pobre la riqueza de la fe y la memoria que la preserva a través del tiempo.

Gera, un hombre que eligió la humildad y al que la Iglesia latinoamericana debe mucho, participó de las Conferencias Generales de Medellín y Puebla y se transformó en un silencioso referente de laicos y religiosos que se impregnaron con el tiempo de la sensibilidad fundada en la religiosidad popular.

La peregrinación juvenil a Luján se abrió espacio con los años para convertirse en la gran demostración de fe de un pueblo. Del incipiente grupo de audaces pasó a la explosión de religiosidad que supera el millón de fieles.

Todos ellos recorren a pie cada año los 70 kilómetros hasta la basílica de Luján. Y lo hacen desde el santuario de San Cayetano, la figura más relevante de piedad popular en la Argentina.

Providencialmente, el santo del Pan y del Trabajo, une también las figuras de Tello y Gera. Rafael Tello nació un 7 de agosto, cuando se celebra la fiesta del santo, del año 1917, mientras que Lucio Gera murió esa misma fecha, pero en 2012.

Evidentemente, los caminos de la fe y del pueblo, permanecen enlazados.