La Fórmula 1 dio inicio a una nueva temporada con algo que se ha hecho habitual en los últimos años: Max Verstappen dominó de punta a punta con su Red Bull Racing en el GP de Baréin.

Su compañero de equipo, el mexicano Sergio Checo Pérez, y el español de Ferrari Carlos Sainz completaron el podio.
Sin embargo, una parte de las miradas quedaron posicionadas con el peligroso incidente que se desarrolló segundos antes del inicio de la carrera, cuando los coches salían a la pista desde boxes: dos auxiliares cruzaron corriendo cuando un McLaren y un Haas estaban a metros de ellos iniciando el giro.

El neerlandés de 26 años fue el absoluto dominador a lo largo de las 57 vueltas que se desarrollaron en el Circuito International de Sakhir y firmó su triunfo número 55 en la categoría, que lo tiene como tricampeón consecutivo y gran candidato a sumar la cuarta corona en esta 75ª edición de la máxima.

Las diez primeras colocaciones tuvieron a Charles Leclerc (Ferrari), George Russell (Mercedes), Lando Norris (McLaren), Lewis Hamilton (Mercedes), Oscar Piastri (McLaren), Fernando Alonso (Aston Martin) y Lance Stroll (Aston Martin), respectivamente.

Hay que tener en cuenta que esta será una temporada especial porque el siete veces campeón, Hamilton, anunció que se marchará de Mercedes para ser una de las figuras de Ferrari a partir del 2025, como compañero de Leclerc.

Pero también hubo un suceso especial que marcó todas las horas previas con el jefe de Red Bull, Christian Horner, como gran protagonista. El hombre que lidera el éxito de la escudería del energizante hace dos décadas había sido objetivo de una investigación interna por supuesto “comportamiento inadecuado”, pero la empresa decidió absolverlo.