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Por Nino Fernández
La Discusión salarial al rojo vivo
4 de abril de 2006
En la mayoría de los sectores con fuerte presencia Pyme predomina la idea de que en la discusión salarial de los últimos tiempos se están jugando cosas importantes. Preocupa el impacto sobre la competitividad, en momentos en que no es fácil trasladar a los precios cualquier incremento en los costos de producción.

Es que la recomposición salarial en marcha se junta con los aumentos de muchas materias primas y los ajustes en las tarifas de los servicios públicos, para complicar las cuentas de las empresas.

En una economía que crece sostenidamente, luego de la catástrofe que puso patas para arriba la mayor parte de los precios relativos, no deberían extrañar la puja salarial ni la presión inflacionaria.

Un economista, que pidió no ser identificado, lo graficó de este modo: “Se asiste a un reacomodamiento de precios que hasta podría alumbrar nuevos ganadores y perdedores, razón por la cual todas las partes hacen suyo aquello de que ‘el que no llora no mama’.

Por eso todas las miradas están puestas en las negociaciones paritarias, que en algunos sectores están ‘al rojo vivo’, según refieren en cámaras empresarias.

Con todo, no debe olvidarse que en estas conversaciones solo participa una parte de los agentes de la economía, dado el importante porcentaje de empresas que trabaja en la informalidad.

Un trabajo de IDESA de febrero pasado, aseguraba que la mitad de los trabajadores del sector privado opera en negro, pero mientras los que trabajan en blanco tenían a fines del 2005 un sueldo promedio de 1.569 pesos, los que lo hacían en negro percibían 468 pesos.

Y en este sentido, un empresario Pyme hablando del incendio en la textil de Caballito, decía que en muchos sectores “sólo con sueldos como los que pagan las empresas en negro se puede competir con la mercadería que viene de China”.

El último informe de ‘Abeceb.com’ afirma que el salario real del sector privado no registrado está un 22,5% por debajo de los valores de diciembre del 2001, vale decir el último mes del Plan de Convertibilidad. Pero en el caso del sector privado registrado el salario real se ubica un 7,8% por encima de los niveles pre-devaluación.

Cambio de humor

Según ‘Abeceb.com’, una importante porción de las industrias productoras de bienes y algunos sectores de servicios tienen salarios reales, deflactados por el índice de precios minoristas, superiores a los de diciembre del 2001. Encabeza el ranking ‘minas y canteras’ con un 63% por encima de los valores de aquel entonces. Luego siguen: ‘textiles y cuero’(23,6% ), ‘metales básicos’ (23,3%); otras industrias (14,4%) y ‘hoteles y restaurantes’ (“11,9%), entre otros.

Sectores como madera, papel e imprenta tienen todavía un margen considerable (11%) para igualar el poder adquisitivo de los salarios de diciembre del 2001.

En este marco se ubica la actual pulseada paritaria, donde los reclamos por aumentos de salarios en torno al 30% le están cambiando el humor a los empresarios. Para peor algunos recuerdan ciertos puntos de los acuerdos del año pasado, como la creación de ‘fondos de asistencia’ a las organizaciones sindicales que van del 1,5 al 2% de la masa salarial y ponen el grito en el cielo.

En otros casos, también referidos a las negociaciones paritarias del año anterior, ven con buenos ojos la decisión de escalonar los incrementos a lo largo del año, porque “permite amortiguar los efectos sobre los costos de producción”. O rescatan los contratos a Plazo Fijo, que posibilitan tomar personal en la industria del calzado a prueba por un cuatrimestre, así como el aporte del 3% de las remuneraciones para financiar el Centro de Estudios técnicos de la industria de la indumentaria. Y por supuesto que ponderan las cláusulas para Pymes, como la que autoriza a pagar el aguinaldo en tres cuotas y dar las vacaciones fuera del período de verano, que en la práctica hace tiempo que se realiza en muchos sectores.

Pero cuando se trata de salarios las sonrisas mutan en caras largas.
Durante el año pasado se firmaron en total 568 convenios o acuerdos, un 63% más que en el 2004. La novedad del último trimestre de ese año, en el que se homologaron 209 convenios-acuerdos, fue la fuerte reducción de acuerdos por empresas, que de constituir el 77% en igual lapso del 2004 pasó al 60% en el último tramo del 2005.

Que la negociación sea por actividad o por empresa no es un detalle menor. Según un funcionario del Ministerio de Trabajo, la diferencia entre ambas modalidades es que en la negociación por actividad es mayor la cobertura de condiciones de trabajo y es más común acordar aumentos de sueldos, muchas veces escalonados y atados a las previsiones de inflación.

El punto es que en las actuales conversaciones esta última característica parece estar ausente.
Miguel Faraone, tesorero de la Cámara del Juguete, sector que participa de las paritarias de la industria del plástico, sostiene que en el último año dieron aumentos “de entre el 80 y el 100%, cuando en promedio los juguetes aumentaron el 15%”.

En tanto que Manfredo Arheit, presidente de Sin Par, una fábrica de sierras para metales de Quilmes, asegura que “en nuestra industria, desde el fin de la convertibilidad hasta ahora, los salarios aumentaron 120%, lo que equivale a decir que estamos en un ‘dólar salarial’ de 2,20%, y por supuesto con incrementos de sueldos muy por encima de la inflación”.

El empresario afirma que irremediablemente muchas empresas van a tener que trasladar esos aumentos a precios, con todo lo que ello significa en materia de competitividad con la producción importada. “Las discusiones por la recomposición salarial “está alejada de toda racionalidad: no ya un 30% como se dice en los diarios, sino que un 20% también es un despropósito”, sostiene Arheit.

Por su parte Raúl Zilberstein, presidente de la Cámara Industrial de Manufacturas del Cuero y Afines, dice que están en plena negociación paritaria, y que el año pasado se dieron aumentos de mayor a menor de acuerdo a la función y antigüedad en la industria. “La idea fue aumentar más a los operarios experimentados, que recibieron aproximadamente un 30% de incremento en sus sueldos, y menos a los aprendices, a fin de favorecer la contratación de nuevos trabajadores”.

En el sector se calcula que los salarios tienen una incidencia promedio del 30% en el costo total de producción. La industria marroquinera no ha tomado personal en los últimos tiempos por la indefinición en el costo del cuero, que terminó con una decisión del Gobierno de elevar las retenciones a las exportaciones del 8 al 15%. Zilberstein dice que ahora restar esperar que la paritaria sectorial alumbre un acuerdo de salarios más o menos racional, para que el sector vuelva a emplear mano de obra.