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26 de abril de 2024
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Por Nino Fernández
Para las pymes, el 2007 viene con desafíos
19 de diciembre de 2006
Mientras los economistas descuentan la continuidad de la fiesta durante el año que viene y empiezan hablar de lo que puede pasar en el 2008, las Pymes hablan de los desafíos del 2007. Dicen, como la gente del fútbol, que los partidos hay que jugarlos...

Por supuesto que son optimistas y coinciden en que será otro buen año, pero no quieren subestimar las nubes que ven sobre sus cabezas y muchos menos las amenazas de tormenta que vislumbran en el horizonte. Por eso abren el paraguas.

Si bien cada sector puede enfrentar sus propias dificultades, en líneas generales la comunidad Pyme identifica tres grandes desafíos de cara a los tiempos que vienen.

Preocupa seriamente el creciente nivel de importaciones de algunos productos procedentes, sobre todo de Brasil y China, que es un dato funcional a la estrategia del Gobierno de mantener a raya la inflación, pero que está quitando mercado a los productores locales, con todo lo que eso puede significar en términos de producción y generación de empleo.

El acceso al financiamiento, por su parte, sigue siendo un factor de desvelo para los empresarios Pymes, que necesitan encarar inversiones, para darle cierto respiro a la capacidad instalada de sus industrias. El problema es que ven reducida la rentabilidad, vía aumentos de costos e imposibilidad de aumentar los precios, y esto los acerca cada vez más a la decisión de recurrir a financiamiento externo.

Por último las Pymes encuentran un cuello de botella difícil de superar en la falta de trabajadores calificados, lo cual no solo remite a la crisis de la educación técnica de la década pasada, sino también a una encrucijada: si deciden invertir en capacitar a sus empleados corren el riesgo de que la competencia les birle esos recursos y tengan que volver a empezar.

China y Brasil

En Propymes 2006, el reciente evento de la cadena de valor de Organización Techint, tanto Daniel Novegil, CEO de Ternium, como Paolo Rocca, presidente del Grupo, dieron muestras de donde provienen las amenazas.

“Claramente Brasil se vio beneficiado con el crecimiento argentino y más de la mitad de sus ventas corresponde a bienes de capital, automotores y autopartes. Y con China la película es parecida: entre el 2001 y el 2006 el déficit comercial manufacturero con ese país creció 200%. El factor China va a cambiar el perfil de la industria”, dijo Novegill.

Por supuesto que no sólo el poderoso Techint está preocupado por el avance de los productos industriales del coloso oriental y del socio regional.

Aldo Avalle presidente de Tramec, el único fabricante de cadenas de transmisión que sobrevivió a los 90, está convencido de que China se encamina a matar su ilusión de seguir produciendo en el país.

“China produce el kg de cadena estrella de 2 pulgadas entre 0.90 y 1,15 dólares, mientras que en Japón el costo va de 4 a 4,5 y en EUA de 7 a 8 dólares. A nosotros sólo la materia prima nos cuesta entre 2 y 2 ,5 dólares, con lo cual nuestro precio final, con esfuerzo, está un poco arriba de los 5 dólares”, dice Avalle.

El aumento de las importaciones de este tipo de cadenas pasó de los 3 millones de dólares en 2002 a los 6 millones un año después y llegó a 10,5 millones en el 2005.

“Nuestros costos internos aumentaron tres veces desde la devaluación a esta parte y si bien no tenemos control de precios, el mercado nos pone un techo implacable que nos lleva a reducir los márgenes. Este año nuestra rentabilidad se redujo 17% respecto al 2005 y eso que para compensar decidimos importar un poco”, sostiene Avalle, para quien las cadenas chinas no solo son mucho más baratas, sino que además, cada vez son mejores.

Este dato - que también se advierte en textiles, juguetes y calzados- es importante porque empezaría a transformar en perimida aquella receta de competir con los productos chinos por calidad.

“Es un tema estructural, con el que vamos a tener que convivir durante los próximos cinco años por lo menos. Aunque en lo inmediato se puede establecer alguna forma de protección puntual, se tiene que competir a través de nichos diferenciados, porque en el mediano plazo vamos hacia economías abiertas”, afirma Gustavo Svarzman, docente universitario y ex secretario de la Producción del Gobierno de la Ciudad de Bs.As.

Para las Pymes de los sectores afectados no hay mucho tiempo para perder en esta materia por lo que reclaman la implementación de cupos, retoques de aranceles o mejoras en el tipo de cambio.

Esteban Ferreira, asesor económico de la Cámara de la Industria Manufacturera del Cuero y Afines, le apunta precisamente al precio del dólar.

“El tipo de cambio real se redujo muchísimo y sigue cayendo por el aumento de insumos y salarios que suben más que la inflación. En sectores como el del cuero y textiles, por ejemplo, los salarios medidos en dólares están cerca de los niveles de predevaluación y ya se empieza hablar de no contratar nueva mano de obra el año que viene”, dice Ferreira

La disyuntiva del crédito

La mayor parte de los empresarios entiende que no pueden desaprovechar el momento económico por el que atraviesa el país y que tienen que mejorar la productividad para responder a los crecientes niveles de demanda. Además se proponen ser más competitivos para ganar o consolidar mercados externos y enfrentar con mejores espaldas a sus competidores extranjeros. Para todo ello saben que necesitan invertir.

El punto es que con la caída de la rentabilidad que acusan, pensar en reinvertir utilidades es más difícil. Por eso desde la Comisión Pyme de la UIA se insiste y así lo darán a conocer en estos días, en la necesidad de destrabar el proyecto de Ley que promueve la desgravación de Ganancias para las empresas que reinviertan utilidades.

Las alternativas son el mercado de capitales y el sistema financiero, en el que las campanas siguen sin ponerse de acuerdo.

Según Marín Redrado, presidente del Banco Central, el crédito a las Pymes crece por arriba del 40% y 20.000 nuevas firmas se financiaron este año con los bancos. Pero los pequeños y medianos empresarios insisten que todavía no pueden acceder al crédito bancario.

Dos trabajos de investigación de los últimos tiempos echan un poco de luz sobre el tema.

Por un lado el informe de coyuntura del Observatorio Pyme que sostiene que solo el 30% de las Pymes accede al crédito. Por el otro un trabajo de Fundación Capital (F.C) ubica en 19% la cantidad de Pymes que financian sus inversiones a través de los bancos, pero con un detalle importante: el 77% de los empresarios que pidieron créditos lo obtuvieron.

Es probable entonces que más que por problemas de riesgo crediticio o de grandes exigencias de las entidades, el financiamiento a las Pymes se mantenga en términos reducidos porque los empresarios no quieren saber nada con endeudarse.

Y esto no es solo con los bancos: según F.C. sólo el 15% de las empresas se financia con crédito de proveedores; el 8% con créditos de clientes y el 5% con préstamos de terceros. Mientras que el 60% de las empresas (61% de las industriales y el 49% del agro) lo hace con recursos propios.

Para Elina López, asesora de la SSEPYME en temas financieros, el crédito bancario a las pequeñas y medianas empresas crece en forma importante, pero aún no alcanza los niveles previos a la crisis del 2001.

La funcionaria afirma que esos recursos fueron absorbidos básicamente por empresas bancarizadas, o sea aquellas que son consideradas sujetos de crédito por los bancos comerciales. Por esta razón la subsecretaría que comanda Matías Kulfas se propone atender durante el 2007 “al segmento de las empresas llamadas malas deudoras, que luego de la crisis no pudieron renegociar exitosamente sus pasivos, y a aquellas empresas de las zonas más rezagadas del país, que también presentan dificultades de acceso al crédito”.

Mano de obra capacitada

El déficit de recursos humanos calificados por su parte pega fuerte en la mayor parte de la geografía y tanto a sectores de la industria manufacturera como de algunos servicios.

Sergio Dubinsky, presidente de la firma Tecnon, proveedor de acoples y reductores de velocidad a distintas compañías del Grupo Techint, fue por demás claro en el seminario Propymes 2006: “nuestra principal restricción es encontrar gente preparada, en oficios, y para eso no alcanza con tomar chicos y capacitarlos en fábrica”.

“El tema está generando presión en muchos sectores, porque las empresas necesitan personal capacitado y el Estado recién está recuperando presencia en materia de educación técnica. Se crea entonces un problema de timming, cuya solución va a demandar un tiempo más”, dice Gustavo Svarzman.

Según el Ministerio de Trabajo el 35% de los trabajadores que hacen falta en la industria manufacturera requiere algún nivel de capacitación previo. Y en esa cartera se asegura que la experiencia mundial indica que el sistema educativo aporta el 20% de las competencias técnicas del trabajador y el 80% restante se adquiere en el trabajo, con la práctica de todos los días.

Pero una encuesta reciente de ADRHA (Asociación de Recursos Humanos de la Argentina) califica como un dato preocupante que el 18% de las Pymes omitió dar una respuesta sobre acciones de capacitación a sus empleados, lo que “podría implicar la ausencia de actividades de capacitación dentro de la compañía”.