Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
25 de abril de 2024
Seguinos en
Cómo enfrentar los cambios de los adolescentes
24 de julio de 2007
Por Carina Barber

La adolescencia es una etapa difícil, tanto para los hijos como para los padres, pero hay que tener en cuenta que el proceso de maduración que implica puede generar cambios positivos en la persona que faciliten la superación de los problemas del pasado.

La preocupación de los padres se suele centrar en los períodos de inseguridad, confusión e infelicidad que sufren, generalmente, los adolescentes. Pero, a pesar de todo esto, es importante no olvidar que, aunque pueden venir tiempos difíciles, la mayoría de los adolescentes no desarrollará problemas graves.

Por lo general las dificultades de la adolescencia, en la mayoría de los casos, no son ni graves ni duraderas, aunque esto es de poco consuelo para aquellos que tienen que afrontarlas. Los padres pueden llegar a sentir que han fallado. Sin embargo, aunque puedan creer que los hijos ya no los necesitan, deben saber que ellos todavía juegan un papel crucial en sus vidas.

Una de sus tareas más importantes es la de proporcionar una base segura para que los chicos no se distancien, o para que lleguen a comprender con el tiempo. Para que esto ocurra, los padres tienen que estar de acuerdo entre sí sobre como están manejando las cosas y apoyarse el uno al otro. Generalmente es muy perjudicial cuando un padre se une con su hijo contra el otro padre.

Recomendaciones:

Aunque los adolescentes crezcan rápidamente, los padres todavía son quienes los protegen y mantienen, y es lógico que sean ellos quienes decidan cuales son las reglas, a pesar de que algunas puedan ser negociables.

Aunque los chicos puedan protestar, unas reglas razonables pueden ser la base para dar seguridad y pueden lograr reducir las discusiones. Las normas deben ser claras, de modo que todo el mundo sepa en qué situación se encuentra, y deben ser aplicadas con justicia y de forma consistente.

Las reglas también deben ser coherentes y menos restrictivas según el adolescente madura y se hace más responsable. Los padres necesitan diferenciar qué es importante y qué no lo es, porque no pueden existir reglas para todo. Algunas cosas no deben ser negociables, pero otras deberían dar un margen para la discusión.

Los castigos del tipo de no poder salir o quedarse sin el dinero de la semana o la mesada, funcionarán mejor si son establecidos con anterioridad a la falta, y no deberá nunca amenazarse con los mismos si no se van a cumplir.

Una función elemental de los adultos (sobre todo en esta etapa) es ser una fuente de consejo, confianza y seguridad. Los chicos sólo acudirán a sus padres si saben que éstos los tratarán con consideración y no los criticarán. Escucharlos es fundamental.

Por último, los padres no deben esperar que sus hijos agradezcan todo lo que hacen por ellos. Hasta que ellos no tengan hijos, probablemente no se darán cuenta de lo agotador que resulta educarlos y lo difícil que es.