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Enfermedades que causan desnutrición severa
28 de mayo de 2007
Por Carina Barber

La inanición (estado patológico de desnutrición producido por la falta total o parcial de alimentos) puede ser consecuencia de un ayuno prolongado, carencia de alimentos, anorexia nerviosa, enfermedad gastrointestinal grave, accidente cerebro vascular o un estado de coma.

El cuerpo soporta la inanición deshaciendo sus propios tejidos y usándolos como fuente de calorías. Como resultado, los órganos internos y los músculos se dañan progresivamente y la grasa corporal desaparece casi por completo.

Los adultos pueden perder más de la mitad de su peso normal y los niños aún más. La pérdida de peso proporcional es mayor en el hígado y los intestinos, moderado en el corazón y en los riñones, y menor en el sistema nervioso.

Los signos más evidentes de adelgazamiento extremo son el desgaste de las áreas donde el cuerpo normalmente almacena grasa, la disminución del volumen muscular, y la comprobación de huesos protuberantes.

La piel se vuelve fina, seca, poco elástica, pálida y fría. El cabello se reseca, se afina y cae con facilidad. La mayoría de los sistemas del organismo se ven afectados. La inanición total es mortal en 8 a 12 semanas.

Tratamiento:

Recuperar la ingestión de alimentos a las cantidades normales requiere un lapso prolongado, que depende del tiempo que el organismo haya estado privado de ellos
y de cuán gravemente haya sido dañado.

El aparato digestivo se atrofia durante la inanición y no puede adaptarse inmediatamente a una dieta normal. Los líquidos (caldos, leche, jugos) se recomiendan para aquellos que puedan tomar alimentos por la boca. Tras algunos días de ingestión líquida, se puede comenzar con una dieta sólida y aumentar gradualmente a 5000 calorías o más por día.

Se recomiendan alimentos blandos, suministrados en pequeñas raciones, varias veces por día, para evitar diarrea. El paciente debe recuperar aproximadamente entre 1 y 2 kilos por semana hasta llegar a un peso normal.

En algunos casos las personas necesitan, en un principio, ser alimentadas a través de una sonda nasogástrica. Si se produce malabsorción y diarrea, y persiste, puede necesitarse alimentación intravenosa.