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29 de marzo de 2024
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Por Carina Barber
El acné afecta al 85% de los adolescentes y jóvenes
28 de mayo de 2007
Es una patología de la piel, específicamente de los folículos pilosebáceos (orificio o poro por donde sale el pelo, la grasa o sebo y el sudor), producida por un trastorno de las glándulas sebáceas en el cual excretan una cantidad mayor a la normal de sebo, provocando la obstrucción del poro y originando, a partir de ahí, diferentes tipos de lesiones.

El acné afecta sobre todo a los adolescentes debido a los cambios hormonales que se producen en esta etapa, que son los causantes del aumento de la secreción de las glándulas sebáceas.

El 85 % de los niños y jóvenes entre los 10 y 25 años padecen esta enfermedad. El acné en los adolescentes se denomina “Acné vulgaris” (acné vulgar) o “Acné juvenil”, porque es el periodo en que más comúnmente se produce.

Se ha comprobado que el factor hereditario es importante, o sea que si los padres del adolescente tuvieron acné, va a tener una mayor predisposición a desarrollarla.

Afecta a ambos sexos. En las mujeres se da más, pero en los varones se presentan, generalmente, los casos más severos.

Otros tipos de acné, menos comunes, pueden afectar a bebés (Acné neonatorum), o a adultos, pero por otras causas.

Las lesiones del acné juvenil se localizan en cara, espalda, pecho y hombros (zonas seborreicas de la piel), y en algunos casos, en glúteos.

Es una patología polimorfa, o sea, que tiene o puede presentar muchas lesiones diferentes. Además, se puede dividir en dos tipos: no inflamatoria e inflamatoria.

La primera lesión del acné es el “comedón abierto” (punto negro). En este caso el poro no está totalmente obstruido y el sebo puede seguir saliendo a la superficie, pero con dificultad. Cuando se tapa por completo se forma el “comedón cerrado” (punto blanco). A partir de ahí, como el sebo no tiene salida comienza a acumularse dentro del folículo, y éste a inflamarse, produciendo “pápulas” (granos elevados de color rojizo). Si el proceso continúa, se desarrollan gérmenes (Propionibacterium acnés) que descomponen el sebo y provocan la formación de “pústulas” (granos inflamados con pus que se ve en la superficie).

En los casos más severos el sebo no sale, la inflamación aumenta, y se forman “nódulos” (lesiones grandes, sólidas y dolorosas que se encuentran por debajo de la piel y se ven abultadas por fuera). Las bacterias presentes en el exterior de la piel penetran y provocan “quistes” y “abscesos” (zonas hinchadas, dolorosas, llenas de pus por infección bacteriana que no tiene salida al exterior).

Los quistes y abscesos pueden romperse dentro del folículo y generar la extensión de la infección a otras zonas del organismo del paciente, además de dejar cicatrices espontáneas.

Los comedones abiertos y cerrados son lesiones no inflamatorias. Las pápulas, pústulas, los nódulos, quistes y abscesos son lesiones inflamatorias.

Los comedones abiertos y cerrados, las pápulas y pústulas no dejan cicatrices (si el paciente no lastima o manipula las lesiones). Los nódulos, quistes y abscesos, generalmente, dejan cicatrices (secuelas).

El acné juvenil se clasifica en diferentes grados según el tipo de lesiones y su gravedad:

- Acné grado 1 o leve: comedoniano: comedones abiertos y cerrados.
- Acné grado 2 o moderado: pápulo-pustuloso: comedones, pápulas y pústulas.
- Acné grado 3 o moderadamente severo: nódulo-quístico: comedones, pápulas, pústulas, nódulos y quistes.
- Acné grado 4 o severo: conglobata: presenta todas las lesiones que puede tener un acné, pero en forma exacerbada (grandes comedones, pápulas, pústulas, nódulos, quistes y abscesos dolorosos).
- Acné grado 5 o muy severo: fulminans: además de todas las características del acné conglobata presenta fiebre y mal estado general debido al avance de la infección.

Esta clasificación se realiza para orientar el tratamiento. Este se basa en dos modalidades: tópico (con bactericidas, exfoliantes y medicamentos que se aplican sobre la piel), y sistémico (con medicamentos por vía oral, como antibióticos y corticoides, entre otros).

Tratamientos:

- Acné grados 1 y 2: se resuelven perfectamente con tratamiento tópico (bactericidas y exfoliantes: azufre, ácido salicílico y ácido glicólico, etc) y limpiezas profundas de la piel. En lo posible, deben ser realizadas por técnicos o auxiliares en dermatología: profesionales que tienen experiencia hospitalaria, o sea, que trabajan o han trabajado en servícios de dermatología en hospitales, conjuntamente con dermatólogos.

-Acné grado 3: se resuelve con tratamiento tópico (además de los productos antes mencionados pueden indicarse antibióticos tópicos) y sistémico combinados (eritromicina, clindamicina, tetraciclina o antibióticos derivados de este). También son necesarias las limpiezas profundas. En algunos casos, en que el cuadro no es tan grave, puede curarse sin el uso de antibióticos por vía oral, pero esto debe ser evaluado por el especialista.

- Acné conglobata y fulminans: deben ser tratados en forma sistémica lo antes posible, con antibióticos y corticoides. En algunos casos también es necesario realizar el drenaje de los quistes y abscesos, y la extracción manual de los comedones como tratamiento complementario.

Sobre todo, en algunos casos serios es fundamental que los tratamientos sean realizados conjuntamente por dermatólogos y técnicos o auxiliares en dermatología.

Cuando el especialista hace el diagnóstico del acné en una adolescente debe averiguar si además de las lesiones propias de la enfermedad tiene trastornos menstruales. Si es así, se deben realizar análisis para descartar alteraciones hormonales. En el caso de que las haya, la paciente tendrá que ver también a un ginecólogo, que le indicará tratamiento hormonal.

En los grados más severos algunos dermatólogos indican retinoides por vía oral, como la isotretinoína. Pueden ser más efectivos que los antibióticos y tener un efecto más duradero, pero es muy importante destacar que este medicamento tiene muchos efectos colaterales muy graves y que requiere supervisión médica durante todo el tratamiento.

Este medicamento puede dañar permanentemente el hígado y en las mujeres embarazadas causar defectos en los fetos en desarrollo, y además, es muy fotosensibilizante (provoca manchas en la piel con la exposición al sol). Por eso, son indispensables los análisis previos a la prescripción del mismo, además la indicación de anticonceptivos orales a las mujeres, y análisis de sangre periódicos durante todo el proceso.

Este tratamiento se recomienda como último recurso, cuando los otros no han dado resultado y la enfermedad es muy grave.

Tratamiento de las secuelas:

Generalmente, el acné severo y muy severo deja cicatrices que son difíciles de tratar y no siempre se pueden solucionar por completo. Lo mejor es hacer tratamientos específicos para las secuelas, como las exfoliaciones químicas con ácido salicílico, resorcina y ácido glicólico. Hay otros tratamientos más agresivos, como la dermoabrasión y el láser.

Hay quienes creen que la exposición al sol mejora el acné y sus secuelas, pero se ha comprobado que lo empeora, además de provocar manchas y otras patologías.

Para prevenir la formación de cicatrices es importante comenzar los tratamientos lo antes posible y evitar tocar o apretar las lesiones.

Importante: es fundamental la higiene diaria del rostro (de mañana y de noche), y de las zonas del cuerpo que puedan estar afectadas, con jabones, geles o lociones bactericidas y queratolíticas (exfoliantes). También que el paciente sea constante con los tratamientos y que la persona que lo trate esté capacitada, para que los resultados sean efectivos e inocuos.