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Por Carina Barber
Carencia de vitamina C en lactantes y adultos
11 de julio de 2007
La vitamina C (ácido ascórbico) es fundamental para la formación del tejido conjuntivo y el crecimiento óseo, colabora con la absorción del hierro, con el funcionamiento de los vasos sanguíneos y con la cicatrización de heridas y quemaduras. Es un antioxidante, igual que las vitaminas A y E.

Se la obtiene principalmente de las frutas cítricas (naranja, pomelo, limón, etc), y de verduras como el tomate, el repollo, el pimiento verde, y otros.

Diferentes tipos de inflamación, cirugías, heridas, quemaduras, el embarazo y la lactancia aumentan las necesidades de vitamina C del organismo, y pueden provocar una deficiencia.

La carencia de vitamina C en la alimentación de los lactantes entre 6 y 12 meses puede provocar escorbuto. Los síntomas en su inicio son: falta de apetito, dolor al moverse, imposibilidad para aumentar de peso. Los huesos se ponen finos y las articulaciones pueden volverse prominentes. Además son características las hemorragias debajo del tejido que cubre los huesos (periostio) y alrededor de los dientes.

Cuando la alimentación es limitada en los adultos, y sobre todo en los ancianos que tienen dificultad para comer y poco apetito, también puede producirse escorbuto. En estos casos se producen hemorragias debajo de la piel, sobre todo alrededor de los folículos pilosos, debajo de las uñas de los dedos de las manos, en las encías y en el interior de las articulaciones.

La persona se siente débil, cansada y deprimida. La frecuencia cardíaca y la presión arterial varían constantemente.

El escorbuto en lactantes y adultos se trata con altas dosis de vitamina C durante una semana, y luego se sigue durante un mes, con dosis más bajas.